El Reactor Experimental Termonuclear Internacional (ITER) es uno de los proyectos en materia energética más ambicioso e internacional de la historia. Pretende demostrar que es posible obtener energía a partir de la fusión de átomos de hidrógeno pero, por su complejidad tecnológica, no empezará a hacer sus experimentos de fusión hasta el 2023.
Así lo han confirmado el director general del proyecto, Osuma Motojima, y el director de Fusion for Energy (F4E), Henrik Bindslev, en el XI Simposio Internacional de Tecnología de Fusión Nuclear (ISFNT), el mayor congreso internacional de esta materia, que se ha celebrado en Barcelona y donde se han reunido más de 500 científicos y tecnólogos de todo el mundo.
Esta decisión es debido a que el ITER tiene una «complejidad tecnológica enorme porque no se ha hecho nunca», según Bindslev, y porque se trata de un proyecto global cofinanciado por la Unión Europea (UE), Rusia, Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón e India y poner de acuerdo los países miembros, que representan más de la mitad de la población mundial, es complicado.
El proyecto cuenta con una contribución de la UE de 6.600 millones de euros, una inversión asegurada hasta noviembre de 2020, con lo que no habrá problemas financieros. Actualmente, Europa fabrica más de la mitad de la maquinaria y Corea del Sur se encarga del resto, lo que complica y alarga el proceso porque el edificio se construye sin parte de las máquinas. Para los responsables del proyecto es «complicado» hablar de calendario porque la obra requiere ir paso a paso y hasta que no se ha finalizado una parte de la maquinaria, no se puede seguir con otra.
Tecnología de fusión nuclear
La planta que concentra la investigación, situada en Cadarache, en el sur de Francia, es el núcleo de todo el proceso y la parte «más difícil» porque debe encajar las piezas que se fabrican en otros países. Bindslev ha señalado que los trabajos sobre los componentes de alta tecnología que necesitará el centro de Cadarache están avanzando «perfectamente» y se han superado los problemas con el cable superconductor que se detectaron a finales de 2011.
El proyecto ITER pretende descubrir nuevos métodos de fusión nuclear para aumentar la productividad y reducir el impacto medioambiental, una investigación que se expuso durante el XI Simposio Internacional de Tecnología de Fusión Nuclear (ISFNT). La fusión nuclear es menos peligrosa que las actividades de las centrales nucleares porque se trabaja con itrio en lugar de uranio y este residuo tiene una vida media de 13 años, lejos de los 4,5 millones de años del uranio. Pese a que el proyecto ITER está regulado como energía nuclear, la refrigeración no es lo más importante en materia de seguridad y lo que preocupa es que un incendio o un terremoto destruya el edificio y se produzca una fuga de itrio.
Orígenes de ITER
El proyecto ITER nació en 1985, gracias a las conversaciones entre el presidente de EE UU, Ronald Reagan, y el Secretario General de la URSS, Mijail Gorbachov, que acordaron perseguir un esfuerzo internacional para desarrollar una energía de fusión que fuera beneficiosa para toda la humanidad y convertirla en una nueva fuente sostenible de energía más limpia. Este proyecto requiere niveles de colaboración científica internacional sin precedentes, ya que deben compartir todos los aspectos del proyecto: la ciencia, las adquisiciones, las finanzas, el personal, para que todos los países tengan acceso al know-how para producir su propia planta de energía de fusión.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.