Desde finales del mes de septiembre, se han registrado más de 300 temblores de tierra en la costa norte de Castellón que apuntan al Proyecto Castor de Escal UGS, un almacenamiento subterráneo de gas a 22 km de la costa. Los seísmos han sido todos inferiores a 4,2 grados en la escala Richter, pero han despertado la preocupación. ¿Es necesario este tipo de instalaciones en nuestro país?
El Proyecto Castor, con una inversión de 1.200 millones de euros, tiene como objetivo aprovechar un antiguo pozo petrolífero a 1.750 metros de profundidad bajo el nivel del mar para suministrar hasta un tercio de la demanda de gas del sistema. Sin embargo, estas operaciones se han suspendido por el aumento de movimientos sísmicos en la zona. Y es que según Carlos Bravo de la Asociación Salvia y ex responsable de la campaña de Energía de Greenpeace, “lo que ha pasado es que se ha utilizado un antiguo depósito de petróleo ya vacío para llenarlo de gas, pero está en una zona geográfica llena de fallas, y en el corazón de la falla de Amposta, y no se han hecho los estudios de impacto ambiental necesarios para tenerlo en cuenta”.
La empresa Escal UGS, propiedad de ACS y de la canadiense CLP, sin embargo, explicó que hace cinco años se instalaron dos sismógrafos en la planta, tras la firma de un convenio con el Observatori del Ebre, que «monitorizan» los trabajos en la planta, por lo que consideran que esos microterremotos no tienen que ver con los trabajos en la planta. Aún así, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo ordenó la pasada semana el cese temporal de la actividad hasta descifrar las causas de los seísmos.
Apuesta por las renovables
Para Sergio de Otto, de la Fundación Renovables, todo se reduce a “la manera en que el ser humano se complica para producir energía. La Tierra ya nos da 70 veces más energía de la que necesitamos gracias al Sol. Y sin embargo, se sigue apostando por tecnologías que suponen altos riesgos para la población y, en España además, seguimos con políticas dependientes de gas y petróleo de otros países. Se mantienen soluciones del siglo XIX para el siglo XXI.”
Este sistema de almacenamiento de gas utiliza técnicas muy parecidas al de fracking, a la fracturación hidráulica para extraer gas, y por eso, el Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas apuesta por ellas, ya que, según indica en su último informe, “se incorporan las mejores tecnologías disponibles y un alto nivel de control, con un riesgo similar al de cualquier otra industria extractiva o transformadora, y que además, crea empleos y riqueza.”
Carlos Bravo de Salvia duda de esta tecnología sobre todo “porque se ha situado en el Delta del Ebro, y con las primeras inyecciones realizadas de gas colchón ya todo tiene muy mala pinta. Lo lógico es que se cerrara. En realidad, lo que hay que hacer es cambiar la política energética de país, empecinada en depender de hidrocarburos, en apostar por el fracking y torpedeando el desarrollo de las renovables.”
El futuro de la planta Castor
Científicos de dos organismos públicos de investigación (el Instituto Geominero y el Geográfico Nacional) están analizando la situación. El Gobierno central ha anunciado que esperará a la conclusión de estos dos informes antes de decidir sobre su futuro. El Colegio Oficial de Geólogos vincula ya esta actividad sísmica con el proyecto Castor. Los Verdes ya han anunciado que denunciarán al Ministerio y al consorcio impulsor del Proyecto Castor ante la Comisión Europea.
Y en medio de esta polémica, el futuro de esta instalación se pronostica incierto. Aunque lo que realmente preocupa es quién va a asumir los costes y las grandes pérdidas de un proyecto de inversión millonaria, ¿la ciudadanía de nuevo?
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.