“Desde agosto de 2013 el Gobierno empezó a implantar una estrategia para garantizarse los ingresos del sistema eléctrico al incrementar la parte fija de la factura, la potencia contratada, que para el caso del consumidor doméstico ha supuesto una subida del 92% y en los profesionales, del orden del 145%”, según ANAE, Asociación Nacional de Ahorro y Eficiencia Energética.
Según la asociación ANAE, la parte de consumo ha bajado por lo que, a efectos prácticos, para los consumidores con bajo consumo (pobreza energética, grandes medidas de ahorro, viviendas desocupadas, etc.) el resultado es que la factura les ha subido. Sin embargo para aquellos consumidores (ya sean domésticos o profesionales) que más energía gastan, el efecto es justo el contrario: la factura les ha bajado. Esto supone un cambio radical de estrategia en comparación a lo que se barajaba a finales del 2012 cuando la CNE (Comisión Nacional de Energía) propuso el sistema de peajes progresivos donde se proponía que el precio de la electricidad fuera más caro para los que más consumían.
Consumidores domésticos vs. profesionales
Existen varias tarifas en el mercado, en las que las más bajas se corresponden a la que disponen la inmensa mayoría de consumidores domésticos, siendo el resto destinada a los profesionales. La característica principal es que, en general, el precio de la potencia aumenta con la tarifa, mientras que el de la energía, disminuye. A grandes rasgos pues un consumidor doméstico pagará comparativamente mucho por la potencia, mientras que uno profesional lo hará más por la energía.
Como podemos intuir, en el global de la potencia contratada para cada tarifa, la predominante por una mera cuestión de números, sería la doméstica, ya que es la que más consumidores tiene el sistema eléctrico español, entre 2.0x y 2.1x hay 26.756.656 suministros de un total de 27.596.223 La siguiente pregunta que cabría hacernos, obviamente, es ¿y cuánto se ingresa en cada tarifa por el concepto de potencia contratada?
La potencia en sector doméstico
El primer paso para conocerlo es saber cuánta potencia hay contratada para cada tarifa. Con datos de la CNMC podemos averiguarlo fácilmente y lo primero que sorprende es que sólo la potencia contratada que tiene el consumidor doméstico (110 GW) ya es más que la que todo el sistema eléctrico es capaz de generar (108 GW) si pudiera hacerlo a la vez.
El siguiente paso es una simple multiplicación: por un lado los precios de las potencias en cada tarifa y por otro, la potencia contratada para cada tarifa, aunque matizando que como en las tarifas profesionales se puede contratar diferente potencia para cada periodo eléctrico y además no siempre se factura lo que se tiene contratado, tomaremos el dato de las potencias facturadas, obteniendo un dato que desconocíamos hasta ahora y es que el sistema percibe de los consumidores un total de unos 12.500 millones de euros (impuestos incluidos) por el concepto de potencia de nuestras facturas.
Con lo visto hasta aquí, vemos que buena parte del sistema se sustenta en base a unas potencias contratadas excesivamente sobredimensionadas, sobre todo para el consumidor de Baja Tensión (tarifas 2.0x, 2.1x y 3.0A). También podemos deducir fácilmente el por qué de las numerosas trabas que el Estado impone, con su regulación del siglo pasado, para que el consumidor pueda gestionar eficientemente su potencia contratada no interesándole para nada cambiarlo a un esquema de potencia demandada, como sería justo: es un asunto recaudatorio.
¿Cómo afecta esto a mi casa o a mi empresa?
Si la potencia contratada global de todos los consumidores asciende a casi unos 185 GW y la máxima potencia demandada por el conjunto de consumidores en el 2014 ha sido hasta ahora de casi 39 GW (el 4 de febrero a las 20:18), entonces comprendemos la magnitud del inmenso desajuste que existe en nuestro sistema con respecto a la potencia.
Esto que ocurre a escala macro lógicamente también sucede a nivel de nuestra vivienda o nuestra empresa y demuestra el total incumplimiento de las eléctricas al recomendar la potencia que debemos tener contratada con la pasividad del regulador al respecto.
Bájate la potencia
Un consumidor doméstico puede reducir su factura 61,5 euros (impuestos incluidos) al año sólo por disminuir un tramo (1,15 kW) su potencia contratada. ¿Es poco? Hay mucho consumidor que así lo piensa “yo por 60 euros ni me molesto en llamar” Pero podría verse desde otro punto de vista: “Estoy colaborando con 60 euros al enriquecimiento de una pocas empresas y mantenimiento del actual sistema energético”. No está nada mal como propina, puesto que esos 60 euros, donde mejor están es en el bolsillo de cada uno.
La introducción del “contador inteligente” hubiera sido un buen momento para cambiar esta situación, pero desde el primer momento no se ha contado con el consumidor ni para el desarrollo de funcionalidades, ni para la introducción de posteriores cambios, negándole la información necesaria para aprender de sus hábitos de consumo.
En este sentido, ANAE con su campaña #ACTIVATE #DESUNESTAE proporciona las herramientas y análisis necesarios no sólo para saber cuál es la potencia ideal de cada consumidor sino también la conveniencia o no de pasar a una tarifa con discriminación horaria, consiguiendo unos ahorros medios de 170-190 euros anuales.
Consumidores profesionales
Como vimos, la potencia en los consumidores profesionales tiene asociado un precio mayor, por lo que ajustarla a las realidades del negocio es imperativo. En empresas, comercios, industrias, etc. la potencia contratada se vuelve un asunto más complejo ya que admite diferentes posibilidades de contratación y está sometida a diversa regulación, por lo que la CNMC en sus informe distingue entre potencia contratada y facturada, existiendo notables diferencias. Si, además, tuviéramos en cuenta la demanda, las diferencias serían muchísimo mayores.
En cualquier caso, podemos analizar este matiz para hacerse una idea de las desadaptaciones de potencia existentes por tarifa y donde una vez más, el número de suministros es el dominante, siendo la tarifa 3.0A la que más desadaptación o posibilidad de optimización (según se mire) dispone al ser la mayoría de suministros profesionales, 734.474 suministros.
Las actuaciones que ha realizado ANAE a sus socios en este sentido, frecuentemente derivan en ahorros anuales del orden de 4 a 5 dígitos. Por nuestra experiencia, raro es el suministro en el que nunca se hizo una optimización, se hizo hace tiempo o se confía en el gestor de la gran eléctrica, que su demanda esté acorde con lo facturado y por tanto con precio ajustado. Lo normal en suministros profesionales es pagar sobrecostes, a veces muy importantes.
Entonces, ¿cuánto pagamos de más por la potencia?
Como vimos, la potencia facturada del sistema eléctrico asciende a 175GW cuando lo máximo que se ha utilizado, muy puntualmente, han sido 39 GW el resto, 136GW, es pues un regalo que hacemos al sistema para mantenerlo. Saber a cuánto asciende ese regalo es difícil porque REE no desglosa esa punta de potencia demandada por tarifas, por lo que tendremos que movernos por aproximaciones.
La primera podríamos hacerla atendiendo al número de suministros por tipo de tarifas, así podríamos obtener, según este criterio, el desglose por tarifa correspondiente a la punta de demanda, suponiendo que esta se mantuviera constante (que evidentemente no es así):
Vemos que con este criterio, lo que pagamos en concepto de potencia facturada pero no utilizada jamás asciende a 9.770 – 1.690 = 8.080 millones de euros que con los impuestos totaliza 10.277 millones de euros.
También podríamos valorar que esa punta de potencia (mantenida en el tiempo) sea función de la potencia facturada por tarifa, entonces el resultado sería diferente:
Según este otro criterio, lo que pagamos en concepto de potencia facturada pero no utilizada jamás asciende a 9.770 – 2.175 = 7.595 millones de euros que con los impuestos totaliza 9.660 millones de euros.
En la realidad será una cantidad a caballo entre ambas, que redondeando podríamos hablar de unos 10.000 millones de euros que pagamos por potencia contratada, ¡no utilizada nunca!
La conclusión que podríamos obtener con todos estos datos no conocidos antes, es que ya seamos consumidores tanto domésticos como profesionales (incluyendo en este apartado a las comunidades de propietarios grandes) es imprescindible optimizar los diferentes parámetros de las facturas y muy especialmente, la potencia contratada. Cada caso es particular y las posibilidades de ahorro serán mayores o menores, pero en cualquier caso el futuro no parece muy prometedor, ya que el peso de la potencia contratada en nuestras facturas tiene una tendencia al alza y no parece sino que empeore en un futuro próximo.
Fuente: Francisco Valverde, presidente de la Asociación Nacional de Ahorro y Eficiencia Energética ANAE
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.