¿Por qué se cambia la hora? Desde principios del siglo XX, con la fijación horaria del Meridiano de Greenwich, se adelantan los relojes para aprovechar la luz natural de la primavera y el verano. Con esta medida, según el IDAE, el cambio horario podría ocasionar en la actualidad un ahorro equivalente a 300 millones de euros.
La madrugada del domingo, 31 de marzo, se adelantó una hora el reloj, hecho que, además, supone cada año un ahorro energético importante. En concreto y, según estimaciones del IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía), el potencial de ahorro en iluminación propiciado por el cambio horario podría alcanzar el 5%, equivalente a 300 millones de euros.
El cambio horario que experimentamos dos veces al año, comenzó a llevarse a cabo a principios del siglo XX en el momento en que se fijó para todo el territorio español la hora del Meridiano de Greenwich, también llamada GMT (Greenwich Meridian Time) o TU (Tiempo Universal). En 1918, se introdujo el concepto DST o Daylight Saving Time, llamado comúnmente “horario de verano”, por el que se adelantan los relojes para que las tardes tengan más luz diurna y las mañanas menos. Y es que la luz es una de las necesidades energéticas más importantes de un hogar y supone aproximadamente la quinta parte de la electricidad que consumimos en la vivienda.
El consumo de energía de las familias españolas es ya un 30% del consumo total energético del país. Debemos tener en cuenta que en un hogar que consume al año unos 4.000 kWh, un 18% se destina a iluminación. Por este motivo, siempre que sea posible, lo mejor es aprovechar la luz natural y utilizar colores claros en las paredes y techos. Apagar las luces de las habitaciones que no se estén utilizando y mantener limpias las lámparas y las pantallas. Dar preferencia a la iluminación localizada permite, además de ahorrar, conseguir ambientes más confortables.
Además, se recomienda colocar reguladores de intensidad luminosa de tipo electrónico y usar tubos fluorescentes donde se necesite más luz durante muchas horas, por ejemplo en la cocina. En vestíbulos, garajes, zonas comunes, etc, es interesante colocar detectores de presencia para que las luces se enciendan y apaguen automáticamente.
¿Por qué se cambia la hora? Desde principios del siglo XX, con la fijación horaria del Meridiano de Greenwich, se adelantan los relojes para aprovechar la luz natural de la primavera y el verano. Con esta medida, según el IDAE, el cambio horario podría ocasionar en la actualidad un ahorro equivalente a 300 millones de euros.
La madrugada del domingo, 31 de marzo, se adelantó una hora el reloj, hecho que, además, supone cada año un ahorro energético importante. En concreto y, según estimaciones del IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía), el potencial de ahorro en iluminación propiciado por el cambio horario podría alcanzar el 5%, equivalente a 300 millones de euros.
El cambio horario que experimentamos dos veces al año, comenzó a llevarse a cabo a principios del siglo XX en el momento en que se fijó para todo el territorio español la hora del Meridiano de Greenwich, también llamada GMT (Greenwich Meridian Time) o TU (Tiempo Universal). En 1918, se introdujo el concepto DST o Daylight Saving Time, llamado comúnmente “horario de verano”, por el que se adelantan los relojes para que las tardes tengan más luz diurna y las mañanas menos. Y es que la luz es una de las necesidades energéticas más importantes de un hogar y supone aproximadamente la quinta parte de la electricidad que consumimos en la vivienda.
El consumo de energía de las familias españolas es ya un 30% del consumo total energético del país. Debemos tener en cuenta que en un hogar que consume al año unos 4.000 kWh, un 18% se destina a iluminación. Por este motivo, siempre que sea posible, lo mejor es aprovechar la luz natural y utilizar colores claros en las paredes y techos. Apagar las luces de las habitaciones que no se estén utilizando y mantener limpias las lámparas y las pantallas. Dar preferencia a la iluminación localizada permite, además de ahorrar, conseguir ambientes más confortables.
Además, se recomienda colocar reguladores de intensidad luminosa de tipo electrónico y usar tubos fluorescentes donde se necesite más luz durante muchas horas, por ejemplo en la cocina. En vestíbulos, garajes, zonas comunes, etc, es interesante colocar detectores de presencia para que las luces se enciendan y apaguen automáticamente.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.