Glasgow (Escocia) y Róterdam (Holanda) son para los expertos el ejemplo que muchas ciudades europeas deberían seguir para trazar sus planes de sostenibilidad y resiliencia.
Hace unos días, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua, planteaba un nuevo reto: no bajar la guardia en la lucha contra el cambio climático tras la crisis causada por la pandemia global del COVID-19.
La reducción drástica de la movilidad de las personas ha traído consigo una caída considerable de los índices de contaminación en las grandes ciudades. Y aunque no está en el ánimo de ningún mandatorio mantener estas restricciones más allá de lo sanitariamente necesario, los expertos coinciden en que es un buen momento para replantear el cómo del resurgir de las urbes.
Piden que las renovables sean clave en la reactivación de la economía europea
La pregunta es, ¿qué pueden hacer las ciudades para ser más eficientes? Respondemos con dos ejemplos reales.
Róterdam, una de las ciudades europeas más eficientes
Gracias al proyecto financiado con fondos europeos Ruggedised, Róterdam (Holanda) está desarrollando y aplicando diferentes soluciones inteligentes. A destacar:
- una red térmica que conecta varios edificios de gran tamaño de la ciudad con el fin de optimizar la distribución del calor y el frío entre ellos
- aparcamientos con carga inteligente
- despliegue a gran escala de autobuses eléctricos con cero emisiones
- alumbrado de las calles eficiente e inteligente
Glasgow, con el foco en la movilidad eléctrica
La localidad escocesa de Glasgow es otra ciudad que está desarrollando soluciones inteligentes en el marco de Ruggedised, uno de los diecisiete proyectos faro europeos de Ciudades y comunidades inteligentes. Estos abordan diferentes desafíos, como el cambio climático, la calidad del aire y la producción de energía, a través del fomento de un mayor uso de la tecnología para mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos.
Las soluciones de ciudad inteligente de Glasgow se encuentran en diferentes fases de aplicación y abarcan distintos puntos:
- maximización del consumo en el distrito de energía generada localmente
- aumento del uso de vehículos eléctricos para mejorar la calidad del aire y reducir las emisiones de CO2
- demostración del uso de la carga de vehículos eléctricos
- alumbrado inteligente de las calles y otros sistemas controlables en un sistema de gestión de la demanda para controlar diferentes cargas en la red eléctrica
- creación de modelos de contratos para que las empresas generadoras locales y los consumidores compartan mejor el calor y la electricidad
- desarrollo de un motor de analíticas para ampliar las soluciones puestas en práctica
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.