Francesco La Camera, director general de IRENA
, ha mostrado su visión sobre la situación actual. Su reflexión se centra en cómo el brote de coronavirus y el descenso del precio del petróleo puede influir en los avances en energías renovables.
“Es poco probable que la volatilidad del mercado petrolero tenga un impacto significativo en los planes e inversiones de energía renovable», afirma el Francesco Le Camera.
El director general de IRENA (International Renewable Energy Agency) ha lanzado un comunicado sobre los precios del petróleo y el impacto en el sector de las energías renovables. A fin de evitar interpretaciones, reproducimos íntegras sus palabaras:
“El petróleo juega un papel insignificante en la generación de energía y, por lo tanto, no compite con las energías renovables a este respecto.
Las energías renovables se han convertido en la fuente dominante de nueva capacidad de generación de energía en los últimos seis años porque son competitivas en el extremo inferior del rango de costos de generación de energía de combustibles fósiles convencionales, principalmente con carbón.
El petróleo desempeña un papel mucho más importante en el sector del transporte, que representa la mitad de la demanda total, y donde sin políticas de transporte de bajas emisiones, un período prolongado de precios bajos del petróleo, puede afectar la velocidad de la adopción de vehículos eléctricos.
Por el contrario, la volatilidad del precio del petróleo puede socavar la viabilidad de los recursos no convencionales de petróleo y gas, así como los contratos a largo plazo, proporcionando una ventana de oportunidad para reducir o redirigir los subsidios a los combustibles fósiles hacia la energía limpia, al tiempo que minimiza el potencial de perturbación social.
Los datos del colapso anterior del precio del petróleo en 2014 no muestran evidencia de un vínculo entre los dos. Por el contrario, la inversión en energías renovables alcanzó nuevas alturas tanto en 2014 como en 2015. La gravedad y duración de los impactos esta vez aún está por verse.
El brote de COVID-19 amenaza las cadenas de suministro mundiales en muchos sectores y, por lo tanto, es probable que tenga un impacto en las energías renovables. La gravedad y la duración de ambas situaciones siguen viéndose.
Lo que es fundamental comprender es que la planificación a largo plazo, los horizontes involucrados y el impulso que existe actualmente en la transformación energética, significa que ni los bajos precios del petróleo ni COVID-19 interrumpirán o cambiarán nuestro camino hacia la descarbonización de nuestras sociedades y hacia el logro de los objetivos de desarrollo sostenible».
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.