Sara Pizzinato celebra que la primera «Marcha de la Ciencia» a nivel mundial coincida con la celebración del Día Mundial de la Tierra que tiene lugar todos los años el 22 de abril. El papel de la ciencia en este camino es fundamental. Por eso, defender la Tierra también depende de que la ciencia sea libre, escribe en este artículo.
El Día de la Tierra (22 de abril) es una fecha para rendir homenaje al planeta. Y este año no parece haber muchos motivos para la celebración. 2017 empezaba con la investidura del “negacionista” Donald Trump como presidente del segundo país más contaminante del mundo y en nuestro país las emisiones de gases de efecto invernadero siguen sin bajar ante la total despreocupación del Gobierno que diseña su política energética a medida de los intereses de las empresas eléctricas.
Así las cosas, no puedo más que alegrarme de que en esta ocasión científicos de todo el mundo, normalmente reacios a abandonar los laboratorios y posicionarse claramente, se hayan movilizado en la primera marcha mundial por la ciencia.
En más de seiscientas ciudades, el mundo de la ciencia ha querido visibilizar su papel en defender la salud, la seguridad, la economía y la sociedad denunciando que es hora de dejar de sembrar dudas sobre la responsabilidad humana en el cambio climático o retrasar las decisiones que nos permitirían acelerar la lucha contra el calentamiento global.
[pullquote]»Recorrer el largo camino de la transición energética, económica e incluso social y democrática que necesitamos para responder adecuadamente al reto del cambio climático requiere tiempo, esfuerzo, determinación y la participación de todo el mundo»[/pullquote]
Recorrer el largo camino de la transición energética, económica e incluso social y democrática que necesitamos para responder adecuadamente al reto del cambio climático requiere tiempo, esfuerzo, determinación y la participación de todo el mundo. Y con su movilización, los científicos nos animan a tomar decisiones para luchar contra el cambio climático basadas en evidencias científicas.
Sin ceder a falsas soluciones, como la geoingeniería, la nuclear o la captura y almacenamiento de carbono, que pertenecen a una forma antigua de pensar en la que aún se pretendía que la Tierra funcionara como una máquina y como tal se podía arreglar con alguna “apretadita de tuercas”, sin cambios estructurales. No es así como funcionan los sistemas naturales. Eso lo sabemos precisamente gracias a la ciencia.
[pullquote]»Es posible construir un nuevo sistema energético en el que se reemplacen los combustibles sucios por energías renovables, y se apueste por la eficiencia y las soluciones tecnológicas inteligentes»[/pullquote]
Y también, gracias a la ciencia y al tesón de muchos pioneros pensadores, sabemos que no necesitamos poner más y más filtros en las contaminantes centrales de carbón para respirar aire limpio y dejar de calentar el planeta: tenemos alternativas mejores a nuestra disposición.
Es posible construir un nuevo sistema energético en el que se reemplacen los combustibles sucios por energías renovables, y se apueste por la eficiencia y las soluciones tecnológicas inteligentes que aseguren una transición justa para los trabajadores y las comunidades que actualmente dependen de las energías sucias.
Es un modelo en el que el control sobre la energía no es un privilegio de las grandes empresas energéticas, sino donde cada hogar podría ser dueño de su energía, que pueda producir, consumir, acumular e intercambiar a su justo valor y en libertad. Esta transición energética ya está ocurriendo en muchos lugares del mundo, muchos ya estamos participando de ella y otros están deseándolo apelando al derecho de todo el mundo a disfrutar de sus beneficios.
El papel de la ciencia en este camino es fundamental. Por eso defender la Tierra también depende de que la ciencia sea libre de experimentar, de derribar barreras gracias a las evidencias científicas, de pensar nuevas formas de organizarnos, de pensarnos y de hacer economía, de relacionarnos con la naturaleza conociéndola cada vez mejor.
Como decía el pasado viernes 21 de abril el Dr. Paul Johnston de la Unidad Científica de Greenpeace y científico de la Universidad de Exeter en una entrevista en Greenpeace UK: “Estamos viendo como se restringe nuestra libertad de experimentar por recortes en los fondos y por intereses corporativos que influyen en la ciencia para obtener ganancias comerciales. Representar intereses particulares no es ciencia. Nuestro deber como científicos es ir adonde apuntan las evidencias, tenemos la responsabilidad de proveer la verdad. Quiero ver la ciencia donde perseguimos el conocimiento per se. Aprender y educar no son mercancías, son una inversión en beneficio de todo el mundo. La ciencia necesita servir a la sociedad, más que a los intereses corporativos y políticos.”
La ciencia se moviliza para proteger el planeta. Un buena noticia para rendir homenaje a nuestra casa común en su día.
Sara Pizzinato
Responsable de la Campaña de Energía de Greenpeace
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.