Según la consultora, el desafío de satisfacer la demanda de metales para alcanzar la descarbonización en 2050 no es ningún secreto para la comunidad minera. Pero ante la inversión insuficiente de la industria, los responsables de formulación de políticas deben actuar para estimular el suministro antes de que sea tarde.
Según explica en un artículo Julian Kettle, vicepresidente senior y vicepresidente de Metales y Minería de Mackencie:
“Los políticos, las ONG y los consumidores están decididos a estimular la demanda de productos básicos de transición energética mediante el establecimiento de objetivos ambiciosos”.
Además, señala:
“Sin embargo, parece que los inversores y los responsables políticos no están escuchando o no están dispuestos a desempeñar su papel para garantizar el aumento significativo de la oferta que se necesita tan desesperadamente”.
La COP26 y la demanda y oferta
Con la COP26 próxima, es interesante señalar el primer objetivo clave de la conferencia climática, a saber:
«Asegurar el cero neto global para mediados de siglo y mantener 1,5 grados al alcance».
En consecuencia, se pide a los países que presenten ambicioso objetivos de reducción de emisiones en 20230. Además que lleguen a cero neto en 2050.
Para conseguirlos, se describen cuatro pilares fundamentales:
- Acelerar la eliminación del carbón
- Reducir la deforestación
- Acelerar el cambio a vehículos eléctricos
- Fomentar la inversión en energías renovables.
Cumplir con el tercer y cuarto pilar requerirá una aceleración masiva de la inversión en extracción y procesamiento primario, según Kettle. Será inevitable para conseguir una mayor generación y distribución de energías renovables, almacenamiento, infraestructura de carga y adopción de vehículos eléctricos.
Para garantizar el éxito, el desarrollo del suministro debe realizarse de ‘manera correcta’. Es decir, cumpliendo con criterios estrictos de ESG (Environmental, Social and Governance). Y, además, ofrecer los beneficios que los accionistas esperan.
Sin embargo, faltan iniciativas políticas adecuadas para fomentar todo ello, al menos en los principales bloques económicos occidentales.
Suministro de metal, ¿Cuánto se necesita?
Entonces, añade Kettle:
“¿Cuánto más suministro de metales de transición energética se requiere para generar el cero neto en 2050, y cuándo debe estar disponible este suministro?»
Para averiguarlo, comparan la demanda entre el objetivo de dos grados ( AET-2 ), con su perspectiva de transición energética (ETO) base. Es decir, 2,5°, considerando que la industria cumple con la capacidad máxima para ayudar a limitar el calentamiento global.
Lograr que el mundo no suba de 2° la temperatura, requeriría un cambio radical en la entrega de metales críticos, de cara a 2030, para: la generación de energías renovables y la producción de vehículos eléctricos. Especialmente, con respecto a cinco de los metales de volumen crítico, como: aluminio, cobalto, cobre, litio y níquel.
La brecha de suministro representada por la proporción no comprometida del mercado potencial en 2030 representa una gran oportunidad de inversión. Además, los tonelajes asociados son verdaderamente transformadores cuando se establecen en el contexto del tamaño actual del mercado.
Llegar a tiempo
Actualmente, la industria de los metales y la minería no goza de buena salud. Es consecuencia del aumento de los precios en 2021 de la mayoría de las materias primas extraídas.
Con los costes relativamente moderados, la rentabilidad seguirá siendo sólida. Eso, a pesar del impulso de factores transitorios que están elevando los niveles de demanda y restringiendo la oferta.
A medida que la demanda continúe creciendo, Kettle opina que habrá que ver si los inversores de la industria minera están decididos a favorecer el objetivo de 2° de temperatura. Obviamente, añade, se presupone que sigue siendo posible desarrollar físicamente la capacidad de extracción y procesamiento requerida en el tiempo. Algo, en su opinión, que de ninguna manera es un hecho.
Kettle termina citando a Oscar Wilde:
“El mundo se divide en dos clases, los que creen en lo increíble y los que creen en lo improbable”.
En esa línea, dice Kettle, y en ausencia de un cambio radical en la política, la asignación de capital y la actitud ante el riesgo:
“Cumplir con los requisitos de metales de 2030 para mantenerse en el rumbo de cero neto para 2050 sería realmente increíble. El optimista que hay en mí espera que podamos lograr lo improbable, convenciendo a responsables políticos y a inversores sobre su papel fundamental para lograrlo”.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela