¿Qué tienen que ver los coches eléctricos con el estado de conservación de los ríos? Pues aunque parezca increíble, mucho. Lo mejor es que de esta relación se puede obtener un importante beneficio.
Las centrales hidroeléctricas producen un gran impacto en los ecosistemas fluviales debido a las fluctuaciones bruscas de caudal que originan en los cauces de los ríos.
Para estudiar cómo paliar esta situación, un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid ha realizado un estudio que ha evaluado la posibilidad de utilizar las baterías de los vehículos eléctricos para proporcionar una capacidad de almacenamiento adicional al sistema que conduzca a una operación hidroeléctrica más equilibrada. La acumulación de energía en las baterías de estos vehículos favorecería el trabajo más gradual de las plantas hidroeléctricas y disminuiría, de este modo, el estrés fluvial.
Las centrales hidroeléctricas planifican su operación pretendiendo optimizar sus beneficios económicos, y, en consecuencia, intentan producir energía en los picos de demanda eléctrica, usualmente por la tarde, dado que el precio de la electricidad en ese período es mayor. Análogamente, la producción durante la noche es muy baja o nula, pues el precio de la energía es inferior.
Durante la operación de la planta, el accionamiento de la turbina causa una liberación de agua, y, por tanto, el esquema de funcionamiento descrito origina grandes fluctuaciones en el caudal de los ríos (fenómeno conocido como “hydropeaking”), que ocasiona un grave deterioro en el ecosistema del río.
Baterías de coches eléctricos para almacenar energía
El estudio realizado por los investigadores de la UPM propone utilizar la flota de vehículos eléctricos enchufables disponible para favorecer que las plantas hidroeléctricas incrementen su producción en períodos de baja demanda, usualmente por la noche, y almacenar esa energía en los vehículos eléctricos para que el suministro a la red durante los picos de demanda se efectúe desde los vehículos eléctricos, y se reduzca la punta de funcionamiento de la planta. Consecuentemente, permitiría reducir los caudales máximos del río e incrementar los mínimos, suavizando el impacto de la planta y favoreciendo unos flujos de agua que simulen mejor el régimen natural.
Los resultados obtenidos para el escenario de 2050 indican que una penetración del 50% de estos vehículos eléctricos en el total de la flota, utilizando baterías con una densidad de 300 Wh/kg, podría proporcionar una capacidad de almacenamiento estable para la producción de energía hidroeléctrica media diaria en países como Alemania, China, España, Estados Unidos y Japón.
Por tanto, como señala Diego García de Jalón, el investigador que ha dirigido el estudio, “con los resultados obtenidos, concluimos que se puede mitigar el impacto del hydropeaking usando el futuro almacenamiento de energía disponible en vehículos eléctricos ´enchufables´.
Al mismo tiempo, esta aplicación permitiría flexibilizar las operaciones de las plantas hidroeléctricas, favoreciendo el cumplimiento de los caudales ecológicos y permitiendo un régimen de caudales más parecido al natural. Como consecuencia, la generación hidroeléctrica requeriría menor potencia, lo que reduciría el coste de las instalaciones y eliminaría la necesidad de construir depósitos de compensación”.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.