Aunque la crisis del coronavirus ha reducido temporalmente las emisiones globales, es una amenaza seria para el cambio climático de cara al futuro. La pandemia ha vuelto a generar miedo por una posible recesión económica. Los expertos opinan que puede comprometer las inversiones globales en energía limpia y debilitar los objetivos ambientales de la industria para reducir las emisiones.
Las consecuencias económicas de la pandemia se han hecho patentes: ha provocado una de las caídas más más pronunciadas del precio del petróleo en los últimos 30 años. Tal y como indica la CNBC, ha causado la mayor caída de acciones en Wall Street desde la caída del mercado de valores en 1987.
La crisis ha reducido temporalmente las emisiones de CO2, pero compromete para el futuro las inversiones globales en energía limpia. Y, además, debilita los objetivos ambientales de la industria.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) ya ha advertido de estos hechos. De ahí que esté instando a los gobiernos a ofrecer paquetes de estímulo económico que inviertan en tecnologías de energía limpia.
La crisis del coronavirus y la energía solar
Los analistas de energía limpia de BloombergNEF ya han reducido su pronóstico para la demanda solar global este año. Consideran que los responsables políticos y las corporaciones se centran en medidas de estímulo económico a corto plazo, no en tecnologías limpias a largo plazo.
Los fabricantes de energía solar en todo el mundo están hablando de retrasos en producción y proyectos. Mientras, los analistas advierten sobre mayores costes para los fabricantes “verdes” y un golpe para las operaciones globales mientras el virus se propaga.
Rob Jackson, profesor de la Universidad de Stanford y presidente del Proyecto Global de Carbono, ha afirmado que el virus va a obstaculizar la acción de las compañías contra el cambio climático.
“Si la economía global se desploma, las emisiones caerán a corto plazo a medida que produzcamos menos bienes, pero la acción climática se ralentizará. El empleo triunfa sobre el ambiente en la política. Si las empresas se ven afectadas, pueden retrasar o incluso cancelar las políticas amigables con el clima que requieren inversiones por adelantado”.
Consecuencias catastróficas en algunos sectores
La crisis del coronavirus ya ha afectado de forma contundente a distintos sectores. Tal es el caso de las aerolíneas, que han reducido drásticamente los vuelos, y, en consecuencia, las emisiones mientras el virus se propaga.
Opinan que es probable que la demanda se recupere después de que haya pasado lo peor de la pandemia y la gente vuelva a volar. Pero la industria habla ya de la crisis financiera del virus como una razón para debilitar o retrasar los programas ambientales para reducir las emisiones. Y la aviación representa del 2% al 3% de las emisiones globales de CO2.
La Dra. Melissa Lott, investigadora del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia, ha explicado:
“Para las empresas, el brote ya está introduciendo dudas en las cadenas de suministro mundiales de energía renovable y desafiando los balances de las empresas”.
Medidas de estímulo económico
Las principales economías del mundo ya están preparando medidas de estímulo económico para paliar la crisis del coronavirus. En esa línea, la AIE ha pedido a los gobiernos que se centren en impulsar la acción climática en dichos planes.
En EEUU, la administración Trump ha considerado brindar asistencia a las industrias más afectadas como los cruceros y las aerolíneas. Y, además, ofrecer préstamos a bajo interés a los productores de petróleo y gas que han visto una disminución en los precios del petróleo. Esa medida bloquea aún más las inversiones para reducir el CO2.
La Dra. Lott ha dicho al respecto:
“Todavía no hemos visto ofertas similares para las compañías de energía limpia.
Si los paquetes de estímulo económico alejan el dinero de las inversiones en energía limpia al infundir capital a corto plazo en las industrias de combustibles fósiles mientras ignoran las cadenas de suministro de energía limpia … podríamos ver un efecto dominó que nos alejaría aún más de nuestros objetivos de energía limpia”.
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Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela