- Los gasoductos ucranianos no transportan más gas ruso a Europa desde el pasado 1 de enero.
- La ruta solo afecta al 5% de las importaciones de la UE siendo Austria, Eslovaquia, Hungría y Moldavia los principales destinatarios de este insumo.
- Con la subida del IVA, la factura eléctrica se podría encarecer en 118 euros en 2025
A partir del 1 de enero, Ucrania cortó el suministro de gas ruso a Europa a través de sus gasoductos, después de que su gobierno se negara a prorrogar el acuerdo que venció a fin de año. Este hecho es una señal política que el gobierno ucraniano realiza para favorecer y consolidar las exportaciones que Estados Unidos realiza de su GNL a través de buques metaneros. Es poco probable que la interrupción del suministro afecte a los precios de la misma forma en que ocurrió en 2022, cuando se interrumpió el suministro del gasoducto Yamal a través de Bielorrusia y Polonia y el Nord Stream 1 y 2 fueron volados en septiembre de ese año, lo que provocó precios máximos históricos, empeoró la crisis inflacionaria y afectó la competitividad del bloque regional. No obstante, queda claro que los precios del gas natural europeo seguirán aumentando sostenidamente durante este año.
Los países que se verán principalmente afectados por el corte al gas ruso
La disrupción del suministro del gas desde Ucrania no afectará sustancialmente a la UE ya que esta ruta solo afecta al 5% de las importaciones de la UE siendo Austria, Eslovaquia, Hungría y Moldavia los principales destinatarios de este insumo. Austria y Eslovaquia ya habían concertado un suministro alternativo, aunque bastante más caro. El principal comprador de gas de Eslovaquia, SPP, ha anunciado que abastecerá a sus clientes a través de gasoductos desde Alemania y Hungría, pero que se enfrentará a costes de tránsito adicionales. Hungría seguirá recibiendo gas ruso vía el gasoducto TurkStream a través del Mar Negro, el último gasoducto de Rusia hacia Europa. En efecto, la reducción en el suministro puede ser reemplazada por importaciones de GNL (más costoso) provenientes desde Estados Unidos, Argelia y/o Qatar desde Lituania/Polonia o Croacia. Polonia puede conectar a Eslovaquia con la terminal de GNL de Klaipeda en Lituania, mientras que la terminal de GNL de Krk de Croacia puede abastecer a Eslovaquia y Hungría.
Tanto Eslovaquia, cuyo primer ministro Robert Fico se reunió recientemente en Moscú con Putin, como Hungría están siendo gobernados por nacionalistas conservadores opuestos a la guerra, mientras que Moldavia, si bien está gobernada por una figura prooccidental, está procurando reconquistar la región separatista de Transnistria donde todavía hay soldados rusos en “misiones de mantenimiento de la paz”, y el suministro de calefacción y agua caliente a los hogares se cortó esta semana. La empresa energética local Tirasteploenergo instó a los residentes a abrigarse, colgar mantas o cortinas gruesas sobre las ventanas y las puertas de los balcones y utilizar calentadores eléctricos.
La decisión de Ucrania de cortar el suministro de gas ruso a Europa le provocará una pérdida de unos mil millones de dólares al año en tarifas de peaje desde Rusia. Para compensar esta merma en los ingresos se ha tomado la decisión de cuadruplicar las tarifas de transmisión de gas para los consumidores domésticos, lo que podría costar a la industria del país 40 millones de dólares al año. Con todo, la semana pasada, Ucrania recibió un primer envío de GNL de Estados Unidos de unas 45.000 toneladas que fue entregado a Ucrania a través de una terminal griega en el Mediterráneo.
Una posible baza para negociar el fin del conflicto
El corte del suministro de gas ruso desde Ucrania conlleva a la posibilidad de que este ducto pueda reabrirse como concesión en una negociación, una vez que termine el conflicto. Lo mismo se aplicaría respecto del gasoducto de Yamal y de la parte que quedó intacta del Nord Stream. La UE podría entrar en una recesión a finales de este año si las dificultades económicas de Alemania se profundizan. Con la reapertura de estos ductos, Europa podría utilizar el gas ruso de bajo costo para evitarla, mientras que Rusia apreciaría los ingresos que esto generaría para solventar sus desafíos fiscales y monetarios.
Estados Unidos, cuya hegemonía sobre la UE se ha reafirmado, tendría que aprobar este tipo de arreglo, algo que podría darse con bastante probabilidad ante la opción de que Rusia construya más gasoductos con destino a China. En una hipotética negociación de finalización del conflicto bélico, Rusia podría tener que comprometerse de alguna manera a no construir nuevos gasoductos hacia China.
Andrés Schuschny es Licenciado en Ciencias Físicas y Doctor en Economía. Actualmente es Profesor en el Máster Universitario de Energías Renovables, en el Grado en Relaciones Internacionales y en el Máster Universitario en Ingeniería y Gestión Ambiental de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). Fue Director en la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y funcionario de las Naciones Unidas (ONU) donde trabajó en temas vinculados a la planificación y las políticas energéticas y el análisis económico cuantitativo y la sostenibilidad del desarrollo.
Imagen de portada: DepositPhotos.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.