Los medios internacionales alertan sobre la caída del precio del barril de crudo. El barril Brent ha caído casi un 6% la semana pasada, a 62 dólares por barril, su nivel más bajo desde principios de diciembre. Y el coronavirus está por detrás. China es uno de los mercados con mayor demanda de petróleo. En este momento, la población se ha parado, por el virus o por miedo al contagio.
El coronavirus no sólo mata a personas, sino que es muy contagioso, lo que ha generado un gran miedo en la población china. Y se han retraído los viajes. Según Oil Price, la web de análisis de petróleo y gas, energías alternativas y geopolítica:
“Incluso el temor de que las personas dejen de viajar es suficiente para provocar una depresión económica. Si uno contrae el virus o no, es económicamente irrelevante. La mera percepción de que es una posibilidad crea ondas en la economía mundial mientras las personas cambian los patrones de viaje, compras y comercio.”
El consumo de petróleo de China fue de 13.5 millones de bpd (barriles por día) en 2018. Puede parecer que la cifra es muy inferior a la de Estados Unidos (de 20.5 millones de bpd). Según los analistas, lo que mueve los precios es el crecimiento de la demanda de petróleo. Y en China e India es mayor ese crecimiento que en EEUU. En China, la tasa anual de crecimiento es del 5,5%, mientras que la demanda de petróleo de los Estados Unidos ha estado creciendo un 0,5%.
Además, la mayoría de lo que utiliza China, se importa, agregando otra capa de influencia a todo ello.
El coronavirus, una amenaza imprevisible
Nadie contempló esta amenaza cuando se hicieron las previsiones del petróleo para 2020. El coronavirus en China está afectando la demanda mucho más de lo que nadie podía haber sospechado.
Desde el Financial Times añaden que para los mercados energéticos, el brote alcanza la definición de “cisne negro”. Es decir, “un evento altamente improbable y extremadamente difícil de predecir”.
Todos los aspectos de la economía llegan al mercado petrolero. Pero, especialmente, es notable el efecto que el virus puede tener en los viajes, aéreos y por carretera, afectando el consumo de combustibles. Por eso, añaden, citando a Goldman Sachs, uno de los grupos de banca de inversión y de valores más grande del mundo:
“Los analistas de Goldman Sachs han tratado de ponerle números. Al estudiar el brote de Sars (síndrome respiratorio agudo severo) en 2003 y ajustando la demanda de petróleo de China a los actuales volúmenes, mucho más altos, estiman que el impacto podría estar por debajo de los 300.000 barriles por día. Es una porción relativamente pequeña del mercado global de 100 millones de barriles diarios”.
Mientras, OilPrice explica, también citando a Goldman Sachs:
“El coronavirus podría tener el mismo efecto en el mercado petrolero que el brote original de 2002. Registró un descenso del precio del petróleo del 20%.
Goldman Sachs dice que si el presente imita la cantidad, los mercados podrían ver una caída de 260.000 barriles/día en el mercado global. De ellos, 170.000 sería el impacto del combustible para aviones”.
La realidad del precio del barril
La pérdida podría hacer que el barril viera caer su precio en 2,9 dólares, pronosticaban desde Goldman a comienzos de la semana pasada. Pero se quedaron cortos. De lunes a jueves, el índice de referencia Brent cayó desde los 65,95 dólares a 61,41 dólares. Y eso, a pesar de los corte de producción de petróleo en Libia.
La pregunta no es si el virus deprimirá la demanda de petróleo; más bien, la pregunta es cuánto deprimirá la demanda de petróleo. Y es difícil determinar el verdadero efecto, porque China no es necesariamente transparente en cuanto a cómo está progresando el virus, según el New York Times.
A día de hoy, las restricciones de viaje afectan a decenas de millones de personas. La evolución es imprevisible, al menos de momento.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela