Muchos de los asistentes a la COP25 han salido de ella con desesperanza. Al final, y aunque se amplió dos días la cumbre, los países no llegaron a un acuerdo sobre la reducción de emisiones de CO2. No ocurrió lo mismo con el sector privado, así como con gobiernos locales y regionales, en los que hubo avances significativos.
Para hablar de conclusiones de la COP25, hemos de empezar diciendo que, después de muchos días de cumbre, finalizó con cierta desesperanza. Tal es así que el propio secretario general de la ONU, António Guterres, llegó a afirmar que la comunidad internacional había perdido una oportunidad importante. Pero ha afirmado que no se da por vencido. Trabajará para que los países se comprometan con lo que la ciencia indica para conseguir la neutralidad de emisiones en 2050.
El Acuerdo de París y la reducción de emisiones
El escollo de la COP25 han sido los aspectos técnicos de la regulación de los mercados mundiales de carbono. Además, equilibrar entre los países la reducción de emisiones
. Todo ello recogido en el Artículo 6 del Acuerdo de París. Pero los negociadores no han conseguido vencer la resistencia de Brasil, entre otros, para llegar al acuerdo que se esperaba.
De hecho, La Unión Europea aceptó abrir un plazo de transición para reconocer los bonos antiguos hasta el año 2023. Sin embargo, Brasil insistió en alargar ese periodo transitorio al menos hasta el año 2025.
Finalmente ese acuerdo no se materializó, como ocurrió en la COP24 de Katowice (Polonia). Una vez más se ha aplazado hasta la siguiente cumbre, que se celebrará en Glasgow el año próximo.
Ni siquiera los textos en lo que se ha avanzado se sometieron a votación. Si se votaban y no se aprobaban, terminarían por perder valor. De ahí que la Presidencia chilena los dejara como un buen punto de partida para avanzar en las próximas citas.
La presión no fue suficiente
Todo ello, a pesar de la presión de las ONG, de activistas y científicos. Pero también de las evidencias que se constatan en los desastres naturales que sufre el planeta. Ni siquiera fueron suficientes las peticiones de la sociedad civil y de los jóvenes o los informes de la ciencia.
De acuerdo con ellos, y con los actuales compromisos de reducción de emisiones, el planeta se calentará más de 3 grados para finales de siglo. Eso en comparación con los niveles preindustriales. Se garantiza, por tanto, un escenario desastroso para toda la vida en la Tierra. Necesitaríamos reducir las emisiones de CO2 a un ritmo del 7,6% a partir de 2020 para limitar el calentamiento a 1,5 grados.
En este momento, y tras la COP25, no parece muy probable la consecución de ese objetivo.
Conclusiones de la COP25
Lo cierto es que la COP25 ha conseguido sentar las bases para una mayor ambición frente al cambio climático. Asimismo, para tomar conciencia de la emergencia y que muchos países tomen medidas inmediatas.
Las claves del documento final quedan así:
Más Ambición
El acuerdo pide más ambición de los compromisos de lucha contra el cambio climático siguiendo el calendario marcado en el Acuerdo de París. Sienta las bases para que, en 2020, los países presenten compromisos de mayor reducción de emisiones (NDC, por sus siglas en inglés). Ello de cara a la COP26 de Glasgow.
Mayor papel de la ciencia
El acuerdo de la COP25 reconoce la necesidad de actualizar constantemente las políticas climáticas en base a los avances de la Ciencia. También reconoce el papel del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas. Además, agrade los informes especiales publicados por este organismo en 2019, sobre uso del suelo y océanos.
Cuestión transversal
La cumbre de Madrid confirma que la lucha contra el cambio climático es una cuestión transversal que afecta a todos los ámbitos. Ministros y numerosos países han mostrado en la COP25 de Madrid que asumen la agenda climática como propia.
Océanos y usos de suelo
El texto reconoce la importancia de los océanos en el sistema climático. Además, como respuesta a los informes especiales del IPCC publicados durante 2019, la Convención de Clima celebrará un diálogo de océanos y otro sobre usos del suelo una sesión de junio de 2020.
Plan de Acción de Género
Se acuerda un nuevo Plan de Acción de Género para impulsar la participación de las mujeres en la negociación internacional del clima. También promoverá su papel como agentes del cambio hacia un mundo libre de emisiones. Estará vigente hasta el año 2025, que será cuando se revise.
Financiación de daños
El acuerdo contempla dar directrices al Fondo Verde del Clima. Por primera vez, se destinarán recursos para hacer frente a las pérdidas y daños que sufren los países más vulnerables a los fenómenos climáticos extremos. Insta a los países desarrollados a que proporcionen recursos financieros para ayudar a los países en desarrollo. Además, nace la «Red de Santiago» que permitirá catalizar asistencia técnica de organizaciones y expertos a estos países vulnerables.
Mercados
La regulación de mercados de carbono ha quedado aplazada. Eso sí, se ha pedido una mayor ambición a los países en relación con las acciones para reducir las emisiones.
Multilateralismo
La COP25 ha reafirmado el valor del multilateralismo y la cooperación internacional en cuanto a resolver los desafíos del cambio climático.
Sociedad y transición justa
La COP25 ha reconocido que las personas deben estar en el centro de la respuesta climática. Recoge la necesidad de que la transición hacia un mundo libre de emisiones debe ser justa. Además debe impulsar la creación de empleo y de calidad.
Nuevo ciclo
Los negociadores reconocen la importancia de los actores no gubernamentales en la acción climática y les invita a incrementar su acción.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela