Un estudio de Sandbag indica que los proyectos de conversión de centrales de carbón en biomasa supondrían duplicar la demanda mundial de pellets. Eso equivaldría a quemar los bosques de los Países Bajos, los de Gales o la mitad de la Selva Negra cada año. Y todo para que la biomasa produzca el 2% de la electricidad de la UE y acelere el cambio climático.
El estudio se llama “Playing with Fire” y revela datos preocupantes. Lo ha realizado Sandbag. Se trata de un grupo de expertos que, sin ánimo de lucro, trabajan para conseguir una economía con emisiones cero.
El estudio tiene como base los proyectos de conversión de centrales de carbón en biomasa. Y aunque esté apoyado por la legislación de la Unión Europea, la biomasa no deja de ser madera, principalmente, convertida en pellets o astillas.
Utilizar este tipo de biomasa para quemar en centrales es un error para el medio ambiente. No sólo por las emisiones nocivas y lo que supone en relación con la aceleración del cambio climático, sino porque puede acabar con los bosques.
Sandbag indica en el estudio que quemar biomasa en centrales de carbón es un error que los científicos llevan tiempo destacando. Y por ello han realizado un estudio evaluando cada proyecto que hay en la Unión Europea para reconvertir esas centrales. En consecuencia, han conseguido hacer una estimación de la amenaza que supone para el planeta y que recoge “Playing with Fire”.
La biomasa es insostenible
Según Sandbag, algunas grandes empresas europeas están detrás de los planes de expansión de la biomasa, incluyendo RWE y Vattenfall. Y añaden que si se permitiera a las compañías europeas de carbón completar estas conversiones, se duplicaría la demanda mundial de pellets de madera.
Para alimentar estas plantas de energía de biomasa planificadas, cada año los proveedores necesitarían talar la mayor parte del bosque en los Países Bajos. O la mitad de la Selva Negra de Alemania.
La biomasa es cara
Todos estos proyectos de reconversión requieren un gran subsidio público y, sin embargo, sólo producirían el 2% de la electricidad de la Unión Europea. Además, añaden que, en comparación, cada año Europa agrega una cantidad equivalente de nueva capacidad eólica y solar, gran parte de ella sin subsidio actualmente.
Como dato concluyente, Sandbag hace referencia a la experiencia en Reino Unido, pionero en las grandes conversiones de carbón a biomasa. Ahora, el gobierno declara que los ahorros de carbono de estos proyectos son «bajos o inexistentes«. Asimismo, que el «coste de cualquier ahorro es alto» en comparación con la eólica y la solar.
Sandbag se queja de que en otras partes de la UE, estas lecciones están siendo ignoradas. Y ofrecen una lista de los cinco países responsables del mayor crecimiento potencial de la biomasa por conversión de centrales. Concretamente son: Finlandia, Alemania, Irlanda, España y los Países Bajos.
Claves a tener en cuenta
Algunas de las afirmaciones de Sandbag son preocupantes, como que los proyectos de carbón de la UE propuestos para la biomasa podrían aumentar su consumo de forma alarmante. Son 67 los proyectos que han identificado de conversión de carbón a biomasa. De ellos, 10 proyectos representan más de la mitad de la biomasa total que podría quemarse en los 67 proyectos.
La conversión exigiría 36 millones de toneladas (TM) de pellets de madera, similar a la producción mundial actual de pellets de madera. Eso requeriría la tala de aproximadamente 2.700 km2 de bosque cada año. La cantidad equivale a la mayor parte del bosque de los Países Bajos o la mitad de la Selva Negra en Alemania.
Estos proyectos producirían solo 64 TWh de electricidad, menos del 2% de la producción de electricidad de la UE. En comparación, cada año Europa agrega una cantidad equivalente de nueva capacidad eólica y solar.
Quemar biomasa en los proyectos de carbón a biomasa identificados emitiría 67 TM de CO2 por año. Esa cantidad es la mitad de las emisiones de las centrales eléctricas de carbón de Polonia. La cifra de emisiones evitaría cumplir con los compromisos del Acuerdo de París.
Recomendaciones de Sandbag
Tres son las recomendaciones que hacen:
- Los gobiernos deberían centrar el apoyo político en las fuentes de energía renovables, en lugar de la biomasa. El ahorro de CO2 de la biomasa es cuestionable y a un coste mucho más alto que el de los combustibles fósiles.
- Debe entenderse el verdadero efecto de la quema de biomasa en el clima. Los gobiernos deben evaluar los efectos netos del paso del carbón a la biomasa con un enfoque integrado: los flujos de carbono a lo largo de todo el ciclo de vida (incluidas las emisiones de combustión) en el escenario de la bioenergía deben compararse con los flujos de carbono en ausencia de un aumento de la cosecha para la bioenergía (un escenario de referencia o contrafáctico).
- Según el Consejo Asesor de Ciencias de las Academias Europeas (EASAC), un proyecto de carbón a biomasa no debe considerarse como renovable fuente de energía. Eso, a menos que los operadores puedan demostrar que el proyecto conduce a una reducción neta de los niveles de carbono atmosférico en una década. Los proyectos que no cumplan con este umbral no deben contar con ningún subsidio.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela