Según datos a los que ha tenido acceso el comparador de seguros de salud Acierto.com, en 2018 se han dado en el mundo 18,1 millones de nuevos casos de cáncer en el mundo y se estima que sólo en España se alcanzarán los 277.700 diagnósticos en 2019.
La exposición continua a los gases contaminantes, así como al sol, son algunos de los factores más silenciosos que incrementan el riesgo de sufrir cáncer, por lo que se les debe prestar una atención todavía más rigurosa si cabe. Por fortuna, la prevención, detección precoz y un tratamientos resultan cada vez más eficaces; y se sabe que la alimentación y el deporte son claves para prevenir y afrontar esta enfermedad.
La contaminación del aire no solo afecta a los pulmones
En 2013, la OMS a través del IARC- Agencia Internacional para la Investigación contra el Cáncer- incluyó oficialmente el aire contaminado como agente cancerígeno para humanos en el Grupo 1, es decir, que existen evidencias de su influencia en la salud humana.
El aire que se respira en las grandes urbes contiene más de 100 sustancias cancerígenas como el amianto, el plutonio, el polvo de sílice, el hollín, el humo del tabaco, el dióxido de carbono y las partículas en suspensión.
El mismo informe, desveló que en 2010 hubo 223.000 muertes por cáncer de pulmón cuyo origen se encontraba en la contaminación del aire. Pero no solo los pulmones se ven afectados, la IARC concluyó que existen evidencias suficientes para asegurar que la mala calidad de aire que respiramos también puede hacer que desarrollemos otros tipos de cáncer como el de vejiga.
Además del riesgo de contraer esta patología, la mala calidad de aire puede desarrollar otras complicaciones como infecciones respiratorias agudas, partos prematuros y alteraciones en el desarrollo neurológico y la capacidad cognitiva de los niños.
Por fortuna, sí que tenemos la certeza de que algunos malos hábitos alimentarios, el tabaquismo, o el envejecimiento incrementan el riesgo de sufrir cáncer. Por otro lado, la prevención, detección precoz y un tratamiento adecuados resultan cada vez más eficaces. Incluso la alimentación resulta clave: un correcto plan de nutrición que incluya alimentos como el aceite de oliva, o las verduras crucíferas y reduzca la ingesta de azúcares y alcohol podría ayudar a prevenir en hasta un 40% el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer -mama, colon, recto, riñón, esófago y otros-.
El aire de las ciudades contiene más de 100 sustancias contaminantes
Lejos de reducirse, la contaminación del aire ha ido aumentando año tras años llegando a alcanzar niveles alarmantes en muchas ciudades como Nueva Delhi, Buenos Aires, Madrid o París.
El aire que se respira en las grandes urbes contiene más de 100 sustancias cancerígenas como el amianto, el plutonio, el polvo de sílice, el hollín, el humo del tabaco, el dióxido de carbono y las partículas en suspensión. Estas últimas afectan a la salud del ser humano más que cualquier otro contaminante ya que a pesar de su pequeño tamaño, pueden penetrar y alojarse en nuestros pulmones aumentando en gran medida el riesgo de padecer cáncer de pulmón.
Además de los contaminantes anteriormente citados, cabe destacar que la principal causa de la contaminación del aire en las ciudades es la quema de combustibles fósiles procedentes, entre otros, de la combustión interna de los vehículos. Tanto es así que según datos a los que ha tenido acceso Acierto.com, el 90% del dióxido de nitrógeno (NO2) presente en las grandes ciudades se debe a las emisiones de los vehículos diésel, los más contaminantes.
A pesar de ello, aún son muchos los que se muestran reticentes a comprar un coche eléctrico. De hecho, 2 de cada 5 españoles no pagarían más por un vehículo responsable con el medio ambiente, y por ende, con la salud colectiva. Dicho lo cual, no sorprende que el 42% de los conductores ignore que el diésel contamina más que la gasolina.
Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.