Tres compañías de Dinamarca, Topsoe, Skovgaard Energy y Vestas, se han asociado, combinando su conocimiento en energías renovables, para producir amoniaco verde con la mayor eficiencia. La planta, ubicada en Ramme, es toda una pionera en operar exclusivamente con fuentes de energía intermitentes.
El suministro eléctrico de la instalación proviene de un cercano parque de energías renovables. Este parque ya contaba con seis aerogeneradores Vestas V80 de 2 MW antes de la creación de la planta de amoniaco verde.
El proyecto añadió 50 MW en paneles solares bifaciales, complementando los 12 MW de energía eólica previamente instalados. Es la primera vez que un parque híbrido solar y eólico está directamente conectado a una planta de producción de amoniaco.
Un proceso parecido al que genera hidrógeno verde
La energía renovable captada por los paneles solares y las turbinas eólicas se utiliza para alimentar un electrolizador, un dispositivo que emplea electricidad para dividir las moléculas de agua en oxígeno e hidrógeno.
Aunque este proceso es similar al que genera hidrógeno verde, en el caso del amoniaco verde, sólo representa una fase intermedia en la producción de amoniaco. El hidrógeno obtenido no se almacena ni se utiliza como combustible, sino que se combina con nitrógeno, extraído del aire, mediante el proceso de Haber-Bosch. Este método, adaptado a la energía renovable intermitente, se lleva a cabo en un sistema llamado «bucle de síntesis».
Una característica innovadora de esta planta es su capacidad de ajustar la producción en función de las variaciones de energía solar y eólica en tiempo real. La fábrica adapta automáticamente su rendimiento según la disponibilidad energética, maximizando la eficiencia y reduciendo los costos operativos a largo plazo.
5.000 toneladas de amoniaco verde al año
La planta ubicada en Ramme está diseñada para generar 5.000 toneladas de amoniaco verde cada año. Este producto derivado del hidrógeno verde, fundamental en sectores como la agricultura e industria, ahora se produce mediante energías limpias. El amoniaco verde puede emplearse tanto como fertilizante, combustible o para el almacenamiento y transporte de hidrógeno, sin generar emisiones de carbono en su fabricación.
La producción anual de 5.000 toneladas de amoniaco verde equivale a una reducción de 8.200 toneladas de CO2. Además, el amoniaco es más sencillo de transportar que el hidrógeno, lo que lo convierte en una solución eficiente para almacenar la energía sobrante generada por parques solares y eólicos durante picos de producción.
Esta instalación danesa se ha convertido en la primera en integrar directamente energía solar y eólica en la producción de amoniaco. Hasta ahora, las plantas químicas requerían una fuente de energía constante, algo que no era viable con la variabilidad de las energías renovables.