Fernando Soto, director general de Aege, explica en este artículo porque la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética debe incluir medidas para aumentar la competitividad de la economía y proteger a la industria electro-intensiva, sobre todo mientras continuemos sin suficiente capacidad de interconexión eléctrica con Francia.AEGE representa a gran parte de la industria española electro-intensiv
a, industrias básicas singulares en las que el coste del suministro eléctrico supone incluso hasta la mitad de los costes de producción totales, lo que las hace extremadamente sensibles a los precios eléctricos, determinando su competitividad.
La asociación integra 27 compañías industriales de materiales básicos en sectores como metalurgia, química, siderurgia y gases industriales y otros, que alcanzan una facturación en conjunto de unos 20.000 millones de euros, sostienen 186.000 empleos (66.000 directos) -estables y de calidad-, y cuentan con 83 plantas productivas en todo el territorio nacional.
[pullquote]»Esperamos que el desarrollo de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética alcance el mayor consenso posible de todos los sectores implicados, incluido por supuesto el industrial, contemplando todos los aspectos relacionados con su competitividad»[/pullquote]
Estas industrias, que suman el 11% de la demanda eléctrica peninsular, son un actor clave de la transición energética en la que estamos inmersos, por lo que esperamos que el desarrollo de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética alcance el mayor consenso posible de todos los sectores implicados, incluido por supuesto el industrial, contemplando todos los aspectos relacionados con su competitividad.
Para alcanzar los objetivos de lucha contra el cambio climático, el desarrollo de esta Ley debe garantizar un marco regulatorio energético y climático estable y competitivo, que potencie a la industria como generadora de riqueza y empleo de calidad en nuestra economía nacional. Necesitamos un verdadero pacto de estado por la energía, en el que todas las fuerzas políticas entiendan lo que nos jugamos para conseguir una España sostenible económica y ambientalmente.
Transición energética para un suministro eléctrico competitivo
La industria básica, pilar clave de la actividad económica del país, necesita contar con una energía competitiva
. La transición energética supone un reto y una oportunidad para que España desarrolle una economía baja en carbono que contribuya a la lucha contra el cambio climático y a la vez dote a su industria básica de un marco de suministro eléctrico competitivo, estable y predecible.
La Ley de Cambio Climático y Transición Energética debe contemplar esta vital necesidad de la industria electro-intensiva. Es la oportunidad para potenciar nuestra industria básica y consolidar el repunte de actividad productiva creando las condiciones para armonizar los costes energéticos con los del resto de Europa.
[pullquote]»Resulta imprescindible la implementación de un nuevo modelo socio económico, basado en la eficiencia energética, las energías renovables y el desarrollo sostenible»[/pullquote]
Por ello, debemos esperar y confiar en que los expertos encargados de marcar las líneas básicas del diseño de escenarios para esta transición energética definan un marco regulatorio energético y climático que sostenga un sistema estable y competitivo, que no ponga en peligro a la industria. Cualquier medida deberá ser tomada teniendo en cuenta esta necesidad.
Es evidente que la lucha contra el cambio climático requiere de una acción decidida y concertada que ayude a lograr el objetivo marcado en el Acuerdo de París. Para limitar el calentamiento global y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), resulta imprescindible la implementación de un nuevo modelo socio económico, basado en la eficiencia energética, las energías renovables y el desarrollo sostenible.
Una adecuada transición energética hacia una economía baja en carbono debe garantizar el suministro eléctrico sin encarecer el precio. La Administración debe fijar sus planes nacionales de energía y clima a medio y largo plazo que garanticen conseguir los objetivos medioambientales deforma sostenible sin poner en riesgo al sistema eléctrico o a los clientes que necesitan de esa energía, sin que se creen sobre costes que no puedan ser asumidos y que nos restan competitividad.
Industria electro-intensiva, clave para integrar renovables
En la transición energética, la industria electro-intensiva está llamada a jugar un rol importante ya que facilita la integración en el sistema eléctrico de las energías renovables -gracias a su patrón de consumo-, reduce emisiones GEI –al utilizar las Mejores Tecnologías Disponibles (MTD) en sus procesos productivos- y sigue alcanzando logros en lo referente a reciclado y a la mejora de la eficiencia energética.
[pullquote]»Se trata de poner en práctica aquí medidas que funcionan ya en otras economías consiguiendo que nuestras industrias no tengan desventajas a la hora de competir en mercados globales»[/pullquote]
Sería deseable que España analizara las iniciativas adoptadas en los principales países europeos en referencia a las industrias electro-intensivas y estudiara su aplicación en el nuestro. Se trata de poner en práctica aquí medidas que funcionan ya en otras economías consiguiendo que nuestras industrias no tengan desventajas a la hora de competir en mercados globales.
El reconocimiento de la figura del industrial electro-intensivo, dar un tratamiento singular a los consumidores extremadamente sensibles al coste eléctrico, atendiendo a su elevado consumo y a la competencia en su sector de actividad, serían algunas de ellas. Francia o Alemania cuentan con contratos bilaterales de electricidad a precios competitivos, menores costes regulados y determinadas exenciones.
La Comisión Europea reconoce la necesidad de proteger a la industria básica en función del papel fundamental que esta juega en Europa. Así, en sus «Directrices sobre ayudas estatales en materia de protección del medioambiente y energía 2014-2020», facilita a los Estados Miembros que implementen esquemas que reduzcan la contribución de las industrias electrointensivas a la financiación del coste de las energías renovables para evitar el riesgo de su deslocalización.
Reconocimiento de la figura de la industria electro-intensiva
Por ejemplo, la ley de transición energética francesa recoge esa sensibilidad en una clara apuesta de su Gobierno por las industrias básicas, introduciendo en su marco normativo el concepto de industria electro-intensiva.
Además, en su normativa se dota a la industria electro-intensiva de un marco que garantiza un suministro eléctrico competitivo, recogiendo medidas como el esquema de reducciones de cargos CSPE (contribución al desarrollo de las renovables, cogeneración y otros costes del sistema, como los sistemas insulares y la financiación de tarifas de primera necesidad), el esquema de reducción de tarifas de redes de transporte y distribución (TURPE), la compensación plena de los costes indirectos de CO2 y el servicio de interrumpibilidad.
Con su ley, Francia además de definir sus objetivos en el desarrollo de su nuevo modelo energético, ha realizado una firme apuesta por su industria electro-intensiva y la arropa para evitar su deslocalización y para impulsar su desarrollo sostenible.
En España, AEGE viene proponiendo varias medidas –en la línea de las ya implementadas en otras economías industriales de nuestro entorno– que pueden contribuir a alcanzar esa deseable armonización del coste del suministro eléctrico con el resto de Europa. La ya citada de reconocimiento de la identidad del industrial electro-intensivo, a semejanza de la UE, Francia o Alemania, otorga un tratamiento acorde a la extrema sensibilidad al coste eléctrico de este tipo de industrias.
[pullquote]»La industria electro-intensiva favorece el nuevo modelo energético al que nuestro país aspira allegar. El patrón de consumo eléctrico de estas industrias facilita la operación del sistema, desplazando demanda de las horas punta a las de valle»[/pullquote]
La identidad del electro-intensivo viene definida por su gran volumen de consumo anual de electricidad, elevada utilización de la potencia contratada, previsión anticipada y precisa de su consumo, que más de la mitad se realiza en periodo valle, gestión de su demanda desplazando consumos de punta a valle y capacidad de ser interrumpible.
En España, controlado el déficit eléctrico -tras la larga y gravosa reforma eléctrica-, ahora toca definir el modelo de transición energética y, por tanto, es importante recalcar que la nueva Ley debe incluir medidas para aumentar la competitividad de la economía y proteger a la industria electro-intensiva, sobre todo mientras continuemos sin suficiente capacidad de interconexión eléctrica con Francia.
Estamos de acuerdo en que la Península Ibérica es una isla eléctrica y que el mercado interior de la energía una utopía, que está lejos de ser una realidad para nuestro país. La escasa capacidad de interconexión con Francia provoca que existan diferencias de precios en nuestro mercado eléctrico con respecto a nuestros competidores europeos. La brecha competitiva del mercado español con respecto al mercado alemán es superior al 30%, por citar un país.
Resulta así prioritario y acuciante que los precios del mercado eléctrico español converjan con los mercados europeos cuanto antes. La industria electro-intensiva favorece el nuevo modelo energético al que nuestro país aspira allegar. El patrón de consumo eléctrico de estas industrias facilita la operación del sistema, desplazando demanda de las horas punta a las de valle. Este comportamiento, aplana la curva de la demanda, beneficia la integración de energías renovables, mitigando sus vertidos, y mejora la eficiencia del sistema eléctrico en su conjunto.
Por su elevado consumo, la industria electro-intensiva viene aplicando medidas de ahorro y eficiencia energética y, por ende, reduciendo su factura eléctrica. La mayoría de plantas han hecho sus deberes y cuentan con Sistemas de Gestión Energética para optimizar y controlar eficientemente su consumo energético. Algunas de estas plantas son las más eficientes de sus sectores a nivel internacional, en consumo de energía por unidad de producto producido.
Por un suministro eléctrico competitivo, estable y predecible
Sin embargo, todos estos esfuerzos en mejorar sus procesos productivos y aumentar la eficiencia energética se han visto neutralizados por el sobrecoste del suministro eléctrico frente a sus competidores internacionales, lo que ha mermando y merma su competitividad. Hablamos de industrias fuertemente exportadoras que observan con preocupación cómo se incrementa el riesgo de su actividad global por el coste del suministro eléctrico en España.
En definitiva, esperamos que España acierte con la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética y aproveche el reto de desarrollar una economía de futuro baja en carbono que contribuya decididamente a la lucha contra el cambio climático y que a la vez dote a sus industrias básicas de un marco de suministro eléctrico competitivo.
Esto permitirá a la industria electro-intensiva desarrollar su actividad de manera sostenible, con estabilidad y seguridad jurídica, como motor de crecimiento económico, generando riqueza y empleo cualificado, estable y de calidad. La reindustrialización que España requiere puede encontrar una buena palanca en la nueva Ley.
Fernando Soto, director general de Aege
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.