No hay duda: comparado con hace cuatro años, hoy en día resulta más fácil y económico instalar paneles fotovoltaicos en nuestros tejados para lograr el autoconsumo de electricidad y convertirlo en un añadido más de nuestra vivienda, sea unifamiliar o en un bloque comunitario. Y son las personas que han dado este paso las que principalmente transmiten a su entorno las ventajas de contar con la energía solar fotovoltaica. “Cuando un vecino, familiar o amistad ha dado ya el paso y cuenta su experiencia, el poder prescriptivo de este es enorme”, afirman desde el Observatorio Estratégico del Autoconsumo Fotovoltaico de Solarwatt.
El largo camino normativo del autoconsumo
Vamos a realizar un viaje por las normativas que desde 2018 facilitan el autoconsumo y cómo repercuten en nuestra decisión de llevarlo adelante. De entrada, aunque generalmente está asociado a la energía solar fotovoltaica, no hay que olvidar que si se dan las condiciones apropiadas también se puede conseguir con otras fuentes de energías renovables, como la eólica, la hidroeléctrica, la biomasa sólida y el biogás. La puerta se abrió con el Real Decreto-Ley 15/2018 de 5 de octubre, que estableció que “la energía autoconsumida de origen renovable, cogeneración o residuos estará exenta de todo tipo de cargos y peajes”. Y muy especialmente del conocido como “impuesto al sol”, que obligaba a quien accedía al autoconsumo a pagar por la energía autoconsumida para contribuir a mantener el sistema eléctrico como si la hubiese comprado a la red.
Otro punto de inflexión legislativa importante llegó en 2019, con el Real Decreto 244/2019, de 5 de abril, por el que se regulan las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo de energía eléctrica. Además de las condiciones a las que hace referencia el título de la norma, se fijó la definición del concepto de instalaciones próximas a efectos de autoconsumo, el desarrollo del autoconsumo individual y colectivo y el mecanismo de compensación simplificada para los excedentes de la energía autoconsumida, es decir, aquella que no consumimos en nuestro hogar porque no la necesitamos en ese momento pero podemos verter a la red.
Sin embargo, una pandemia (por Covid-19) y una guerra (por la invasión de Ucrania por parte de Rusia), alteraron el sistema energético en general y la evolución natural del autoconsumo en particular, obligando a establecer nuevas normas para que no se perdiera uno de sus objetivos primordiales: poner a la ciudadanía en el centro de un modelo energético más barato, limpio y democrático.
Por estos motivos, para no dejar atrás a la ciudadanía en la transición energética, y con los estragos de la Covid-19 muy presentes, llegó primero el Real Decreto 477/2021, de 29 de junio, que facilitaba la concesión directa de ayudas por parte de las comunidades autónomas a instalaciones de autoconsumo y al almacenamiento energético con fuentes renovables. Posteriormente, y por la urgencia del momento, entró en vigor el Real Decreto-ley 29/2021, de 21 de diciembre, para dar un impulso a la movilidad eléctrica, el despliegue de las energías renovables y el autoconsumo. En cuanto a este último, se permite el autoconsumo colectivo a través de la red cuando la generación y los consumos se encuentren conectados a una distancia inferior a 500 metros, y se exime de la obligación de presentar garantías económicas a las instalaciones de menos de 100 kW.
La Hoja de Ruta del Autoconsumo
Casi a la par que este último real decreto-ley se aprueba un documento básico para ayudar a explicar a todo el mundo el autoconsumo y a extender y relanzar su implantación. Se trata de la Hoja de Ruta del Autoconsumo. Tras someterla a un proceso de audiencia y aportaciones públicas se aprueba el 21 de diciembre de 2021 en Consejo de Ministros. En ella se identifican los retos y las oportunidades y recoge 37 medidas de sensibilización, formación a profesionales o divulgación con el fin de mejorar el conocimiento y la aceptación del autoconsumo. Entre estas medidas figura el impulso al autoconsumo colectivo, por ejemplo, en comunidades de vecinos, algo vital en un país como España, donde el 65% de la población vivimos en edificios comunitarios.
Nos detenemos especialmente en este documento porque promueve mejoras en toda la cadena de valor, agilidad en los procesos de tramitación y un mayor impulso por parte del conjunto de las administraciones que favorezcan la decisión de inclinarse por el autoconsumo. A partir de aquí, entre las medidas destacan una mayor flexibilidad en la actualización de los autoconsumos colectivos, el autoconsumo en red en cualquier nivel de tensión, la adecuación de procedimientos de acceso y conexión y transparencia en sus costes, apoyar el autoconsumo colectivo de carácter social para luchar contra la pobreza energética, el acceso del ciudadano a sus datos energéticos y dar un impulso a las comunidades energéticas, al autoconsumo en las zonas de transición justa y al autoconsumo con almacenamiento en baterías.
La experiencia de quienes dieron los primeros pasos ayuda en la detección y eliminación de los obstáculos y, además, la primera de las 37 medidas de la Hoja de Ruta del Autoconsumo habla de implantar programas de ayudas al autoconsumo para reactivar el sector. Desde entonces, tanto el Gobierno de España como las comunidades autónomas han promovido ayudas, bien a través de fondos estructurales o de los activados a partir de la pandemia por Covid-19 o la invasión de Ucrania. Por otro lado, se han simplificado o facilitado procesos que allanan el camino de las instalaciones, como los de la licencia de obras, que se han sustituido por trámites más sencillos de declaraciones responsables y de mera comunicación.
Las ayudas y la agilización de los trámites facilitan tanto la decisión inicial de ir adelante con la instalación como afrontar la inversión inicial, ya que, aunque se han abaratado enormemente los precios de las placas fotovoltaicas, estas representan solo el 45% del coste total. Luego está el inversor solar (22%), la estructura (9%), cableado y elementos de seguridad (7%), lo que cuesta la instalación en sí (15%) y la documentación y la legalización (2%).
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), organismo adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), se encarga de gestionar los programas de ayudas para la ejecución de instalaciones ligadas al autoconsumo y al almacenamiento con fuentes de energías renovables en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). Posteriormente, las comunidades autónomas diseminan las ayudas en sus territorios. Más en concreto, el mencionado real decreto 477/2021, aprobó programas de incentivos dotados con un presupuesto inicial de 660 millones de euros, ampliables hasta los 1.320 millones, según las comunidades autónomas vayan comprometiendo su dotación original. Las ayudas van a particulares, empresas, administraciones públicas, comunidades de propietarios y comunidades energéticas.
La Hoja de Ruta del Autoconsumo es igualmente un texto de referencia al que acudir para saber en qué consiste y cómo sacar partido a conceptos como el autoconsumo sin excedentes, que se refiere a las instalaciones que no cederán energía a la red en ningún momento; con excedentes acogidos a compensación, que ceden a la red la energía que no se autoconsume instantáneamente, de manera que al final del periodo de facturación el consumidor obtendrá una compensación en su factura eléctrica de consumo equivalente al valor de dicha energía no autoconsumida; o con excedentes no acogidos a compensación, donde se cede a la red la energía que no se autoconsuma instantáneamente de manera que se vende en el mercado eléctrico como haría cualquier otro productor de renovables.
Como punto final, conviene recordar que para facilitar las instalaciones al mayor número de personas hay otras posibilidades que van más allá de la disponibilidad de fondos propios de quien afronta el autoconsumo en su hogar, sobre todo si nuestro bolsillo no da para ello. Hay empresas de servicios energéticos que se encargan de gestionar todo el trámite y encontrar formas de financiación, e incluso costean toda la instalación sin ninguna inversión inicial por parte del cliente, que la irá pagando poco a poco con el ahorro derivado de la factura de la luz. En definitiva, que existen ayudas, medidas y orientaciones que facilitan que el autoconsumo energético sea una realidad que se extiende cada vez más.
Este contenido informativo forma parte de la campaña de Publicidad Institucional “Transición energética: Transformación y competitividad”, una de las actuaciones estratégicas de comunicación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, IDAE.
Si quieres consultar más información, puedes encontrarla aquí.
Te puede interesar
- El autoconsumo de fotovoltaica en nuestro país ahorra tanto CO2 como el que emiten 83.000 coches al día
- Cómo calcular la deducción fiscal que te corresponde por tu instalación de autoconsumo
- Compensación de excedentes: qué es, cómo funciona y, sobre todo, ¿merece la pena?
- Autoconsumo colectivo: qué es, cuánto cuesta y cómo se gestiona
Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.