Empezamos año con mucho retos energéticos por delante, uno de ellos cumplir con los objetivos de reducción de emisiones ¿Qué efecto tienen sobre la salud? ¿Qué papel desempeña la energía en esta reducción? ¿Cuál es la situación en España?
Madrid. Elena Alonso Asensio
Emisiones y riesgos para la salud humana
«Las reducciones de emisiones han llevado a introducir mejoras en la calidad del aire en Europa, pero no lo suficiente como para evitar daños inaceptables para la salud humana y el medio ambiente», dijo el director ejecutivo de la Agencia Europea del Medio Ambiente, Hans Bruyninckx, durante la presentación este pasado mes de diciembre del informe «La calidad del aire en Europa».
Este informe señala que si bien la calidad del aire está mejorando lentamente, la contaminación atmosférica sigue siendo el mayor peligro para la salud ambiental en Europa, dando como resultado una menor calidad de vida debido a las enfermedades y una cifra estimada de 467.000 muertes prematuras al año, 29.980 en nuestro país.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que mediante la disminución de los niveles de contaminación del aire los países pueden reducir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma.
Qué produce las mayores emisiones de CO2
La producción y el uso de energía representa dos tercios de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y la generación de electricidad es la responsable de dos quintos de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en la OCDE según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Es cierto que otros sectores también generan emisiones, como es el caso de la tala de árboles, que libera CO2, la ganadería a gran escala, que emite metano o el uso de fertilizantes que produce óxido nitroso. Sin embargo, el sector energético es el que más CO2 produce, y este gas es el responsable del 63% del calentamiento global causado por el hombre mientras que el metano es responsable del 19% y el óxido nitroso, del 6%, según la Comisión Europea.
Por tanto, el sector de la energía está implicado directamente en el calentamiento global ya que en la actualidad más del 80% de su producción procede de combustibles fósiles. Su uso para electricidad, calefacción o transporte, tanto por carretera, como por mar o por aire, contribuyen al cambio climático. De hecho, los turismos y las furgonetas producen alrededor del 15% de las emisiones de CO2 de la UE y los camiones, autobuses y autocares causan en torno al 5%.
En nuestro país, más de las tres cuartas partes de las emisiones totales de los seis gases contemplados en el Protocolo de Kioto proceden del “Procesado de la energía”, según recoge el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, MAPAMA.
Generación de energía y CO2
Pero ¿Es posible desligar el crecimiento económico y la producción de energía del aumento de las emisiones de CO2? el informe Recent Trends in OECD: Energy and CO2 emissions publicado por la AIE sobre la evolución de la producción de energía y el crecimiento económico y la progresión de las emisiones de CO2 en los países de la OCDE demuestra que sí.
Esta es la primera vez en los 40 años de análisis de la AIE, que a nivel mundial se desliga el crecimiento económico del aumento de las emisiones de CO2 de origen humano, que son las principales causantes del cambio climático. La principal razón de esta desconexión del crecimiento económico y el aumento de las emisiones fue el descenso de la intensidad energética en estas economías.
Entre los principales factores de la reducción de la intensidad energética la AIE apunta al descenso en las emisiones provocadas por el espectacular aumento, hasta el 9,7%, de renovables en la generación eléctrica (sin contar la energía hidráulica).
España en Europa
La intensidad energética -emisiones en relación al PIB– de España se redujo un 2,2% de media anual en el periodo 2000 a 2015. Esta rebaja está por encima de la media mundial -1,3%- y de los países del G7 -2,1%- para el mismo periodo, según el informe PwC Low Carbon Economy Index, que también dice que nuestro país deberá hacer un esfuerzo adicional para conseguir un nivel de reducción de las emisiones del 3,1%.
Según PwC, España ha conseguido desvincular el crecimiento económico de las emisiones de gases de efecto invernadero y pone de manifiesto que nuestro país cuenta con uno de los valores de intensidad energética más bajos del mundo (174 tCO2/ $m PIB) gracias, en parte, al incremento en la contribución de las fuentes de generación renovable dentro del mix energético nacional.
Sin embargo, España es el país continental de la UE que más aumentó sus emisiones entre 1990 y 2014, en concreto, un 15% respecto a 1990, la Comisión Europea le ha impuesto un objetivo vinculante de reducción para 2030 del 26% respecto a niveles de 2005, frente a países como Luxemburgo o Suecia a los que se les exige un 40%.
En este sentido, nos parece oportuno compartir con vosotros este mapa, fruto de un proyecto abierto a participación que busca conocer en tiempo real las emisiones de CO2 relacionadas con la producción de electricidad en los distintos países de Europa: http://electricitymap.tmrow.co/#
Objetivos y cómo mejorar
El Acuerdo de París se propuso no llegar a un escenario de calentamiento medio global de 2ºC, para lo que los países se han marcado como objetivo que para la segunda mitad de este siglo hayamos logrado un planeta neutro en carbono, es decir, que emitamos la misma cantidad de gases que los que se pueden absorber.
La Unión Europea se ha marcado una «Hoja de ruta hacia una economía hipocarbónica» por la que para 2050 deberá haber reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero un 80% en relación con los niveles de 1990 y pretende hacerlo de manera progresiva reduciendo un 40% en 2030 y un 60% en 2040.
Detalla que todos los sectores deberán contribuir pero en lo que se refiere a la electricidad dice que este sector presenta el mayor potencial de reducción, y que «podría eliminar casi por completo las emisiones de CO2 de aquí a 2050». ¿Cómo? Sustituyendo a los combustibles fósiles en parte del transporte y de los sistemas de calefacción y generándose a partir de fuentes renovables y de otras fuentes de bajas emisiones, como centrales nucleares o centrales térmicas dotadas de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
Qué puedo hacer yo
Los ciudadanos podemos colaborar para contribuir a reducir emisiones. En primer lugar, elegir energías renovables en lugar combustibles fósiles tanto a la hora de contratar su electricidad como a la hora de elegir un sistema de climatización, es decir, refrigeración y calefacción.
En segundo lugar, el ciudadano puede elegir medios de movilidad alternativa, como los vehículos híbridos o eléctricos o el uso compartido de vehículos y la utilización de los servicios públicos.
En tercer lugar, como ciudadanos somos responsables de ahorrar energía y ser más eficientes en su uso, de manera que emitamos lo menos posible en nuestro día a día: comprar aparatos eléctricos y electrodomésticos de acuerdo a su etiqueta energética o usar bombillas LED son dos maneras de lograrlo.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.