En el artículo de esta semana, Raquel Montón nos acerca los dos escenarios posibles que plantean las nucleares en la transición energética: el cierre nuclear ordenado o la ampliación de vida de las centrales. La responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace y colaborada de EnergyNews analiza pormenorizadamente los impactos y consecuencias de ambos supuestos, y nos explica, con argumentos y conclusiones, la conveniencia de optar por el primer camino.
En el último artículo escribía que un plan de abandono ordenado del carbón y las nucleares era el cimiento y el reto para abordar la transición energética y, según las declaraciones de la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, parece que comparte este planteamiento. Respecto a las centrales nucleares indica que deben cerrarse a medida que cumplan sus 40 años de actividad.
«El coste del cierre nuclear no es mayor al coste de seguir generando más residuos o al coste de abordar más seguridad»
Para plantear el cierre ordenado de las nucleares hay que asegurar la garantía de suministro eléctrico y esta garantía ya está demostrada, así lo indica el informe elaborado por el IIT para Greenpeace. Al respecto de los costes derivados de esta decisión la propia ministra resume muy bien cuál es la situación explicando que el coste del cierre nuclear no es mayor al coste de seguir generando más residuos o al coste de abordar más seguridad por su mantenimiento y prórroga. Por lo tanto la pregunta ahora está en cómo organizarlo.
¿Cómo organizar un cierre nuclear ordenado?
Las nucleares tienen dos inconvenientes. Debe vigilarse que sean absolutamente seguras y producen residuos radiactivos de muy larga duración y ambos inconvenientes van de la mano.
Tanto para encarar un plan de cierre nuclear ordenado, o su ampliación de vida, hace falta avalar que es seguro su desmantelamiento, o su funcionamiento en el segundo caso. Pues bien, lo primero es mucho más fácil de hacer que lo segundo en términos de seguridad, tal y como explica el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que es el encargado de este asunto. Incluso mantener reactores parados a la espera de su desmantelamiento también es más seguro y barato que mantenerlos en funcionamiento. Al respecto de los residuos radiactivos para el cierre, o para la ampliación que todavía generaría más, hace falta un plan de gestión de los mismos. Lo más importante de este plan es que asegure la financiación de dicha gestión. En este caso también es más fácil y barato lo primero que lo segundo.
«El actual PGRR ya contempla la vida útil de las nucleares para 40 años, tiene planificado un Almacén Temporal Centralizado y requerirá actualizar su financiación»
Por lo tanto actualizar el Plan de Gestión de Residuos Radiactivos (PGRR) es el primer camino imprescindible que hay que abordar. El actual PGRR ya contempla la vida útil de las nucleares para 40 años, tiene planificado un Almacén Temporal Centralizado (no específicamente el de Villar de Cañas en Cuenca), y requerirá actualizar su financiación. Esto supondrá aumentar el doble, como poco, las tasas que tienen que pagar las nucleares, según indica el informe elaborado por la Comisión de Expertos de Transición Energética (página 270) . Ante esta situación, los operadores pueden pedir su desmantelamiento si las cuentas no les salen para los años que les restan de funcionamiento hasta los 40 o pedir la ampliación para tratar de que las cuentas les salgan (esto tendrá consecuencias para la factura de la luz). Alguien aquí podría pensar que el cierre nuclear mismo tendrá repercusiones en el precio mayorista de la electricidad, y efectivamente este es asunto para otro artículo, pero por el momento la ministra también ha dicho que la reforma de las reglas del mercado actual son otra de sus prioridades, y esta reforma debe hacer desaparecer los beneficios caídos del cielo que disfrutan las plantas atómicas y que se adapte a un mix cada vez más renovable.
Cierre nuclear o ampliación de vida de las centrales
Si deciden lo primero, y el CSN gestiona rápido su solicitud de desmantelamiento, las propietarias se habrán ahorrado un montón de dinero para las mejoras requeridas para su ampliación de vida, que son requeridas tanto para funcionar 1 año o 10 años. El parque nuclear actual alcanzará los 36,5 años de vida operativa media cuando venzan las actuales licencias, y con un límite de vida es de 40 años el coste de actualización para pocos años de funcionamiento sería muy elevado. Evidentemente parte de los gastos para la gestión de los residuos también se los estarían “ahorrando” los operadores porque el actual PGRR tiene graves carencias económicas que dejarían de ser pagadas por estos operadores nucleares, y en ese caso, sería importante buscar soluciones porque de otro modo todo el déficit generado por la desidia del anterior gobierno para actualizar las tasas nucleares recaería en el Estado, es decir en la ciudadanía.
«Pedir la ampliación de sus licencias implicaría muchos costes que luego tendrían que recuperar a través de la factura de la luz o de otros mecanismos»
Si se deciden por lo segundo, pedir la ampliación de sus licencias, el gobierno puede priorizar la gestión de las solicitudes de desmantelamiento, y mantenerlas paradas a la espera de resolver su solicitud (si fuera necesario por acumulación de solicitudes de todo tipo en el CSN). Esto implicaría que tendrían que sufragar los costes de la parada, los costes de actualización de sus instalaciones, los costes de la actualización de las tasas para la gestión de los residuos, es decir muchos costes que luego tendrían que recuperar a través de la factura de la luz o de otros mecanismos, es decir acabaría recayendo en los consumidores.
Resulta más ventajoso para los intereses de todos ir por el primer camino, actualizar el plan de gestión de residuos para conocer el déficit de la actual financiación, dar prioridad a las solicitudes de desmantelamiento, y buscar una solución para la financiación de los residuos a través por ejemplo de inversiones en renovables, en vez de inversiones en actualizar nucleares.
Raquel Montón
Campaña antinuclear / Nuclear Energy Campaigner de Greenpeace
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.