La central de Three Mile Island, cuyo primer reactor fue el causante en 1979 del peor accidente nuclear en EEUU, ha dejado de funcionar. Su segundo reactor detiene su producción de energía por falta de rentabilidad, según explica Exelon, la compañía que administra la central.
La central nuclear de Three Mile está situada en una isla del cauce del río Susquehanna, en Harrisburg, Pensilvania. En 1978, el primer reactor nuclear de la central empezó su funcionamiento. Sólo un año después, un fallo en el reactor provocó el mayor desastre nuclear en la historia de Estados Unidos.
Desde ese día, el país se tomó más en serio la seguridad de las centrales nucleares. Entonces no hubo víctimas, pero 140.000 personas tuvieron que ser evacuadas. El accidente tuvo un nivel 5 en la escala de 7, de accidentes nucleares. Faltaban aún siete años para el desastre de Chernóbil, que alcanzó el nivel 7.
El reactor afectado quedó clausurado desde entonces y su desmantelamiento no está previsto que comience hasta el 2074.
Exelon Generation
La compañía que administra Three Mile ha decidido ahora cerrar la actividad de la planta. Tras el accidente, el segundo reactor retrasó su puesta en marcha, pero entró en funcionamiento en 1985.
Y a pesar de que tenía licencia de operaciones hasta 2034, el elevado coste de producción ha llevado al cierre de la central. Finalmente, ha sido la falta de financiación y las crecientes pérdidas económicas las que han forzado la decisión. La compañía culpa al gobierno por no ayudar a la producción de energía limpia. Así lo recoge la BBC, en palabras de Bryan Hanson, vicepresidente y jefe de energía nuclear de Exelon:
«En un momento en que la sociedad pide más energía limpia para responder al cambio climático, es lamentable que la legislación estatal (de Pensilvania) no respalde la explotación de esta fuente segura y confiable de energía no renovable».
El accidente de Three Mile y sus consecuencias
No era la primera vez que EEUU tenía problemas con el uranio cuando ocurrió lo de Three Mile, pero sí el primer accidente nuclear. En enero de 1961, el Laboratorio Nacional de Ingeniería de Idaho tuvo un percance con un pequeño reactor experimental del Ejército de EE.UU. El suceso, que ocurrió cuando se preparaba el reactor para su puesta en marcha, causó tres muertos.
Lo cierto es que había sucedido un incidente previo, en 1957, en Kyshtym (Unión Soviética), pero los soviéticos lo mantuvieron en secreto durante dos décadas. Y tampoco aprendieron del error en el país. Tanto el desastre de Kyshtym, como el posterior de Chernóbil, tuvieron un nivel 7, el máximo. Asimismo, en 1957, hubo un incidente más en Reino Unido.
El accidente de Three Mile Island, según la Comisión Reguladora Nuclear de EE.UU. (NRC), no causó muertos. Además, las autoridades aseguran que las cifras de cáncer o enfermedades vinculadas a la radiación no aumentaron en la zona en los años posteriores.
Sin embargo, unos dos millones de personas estuvieron expuestas de inmediato a la radiación, según cifras de la NRC. Según sus informes, eso sí, la dosis promedio de exposición fue menor que la generada por una radiografía de tórax.
Eso sí, los evacuados alcanzaron cifras similares a las de Chernóbil.
Y, además, hay voces que aseguran que no es cierto lo que dicen las autoridades.
Tras el accidente, la confianza en la energía nuclear en EEUU disminuyó drásticamente. Varias plantas que ya estaban en proceso antes de 1979 recibieron licencias para operar. No obstante, los planes de otras 39 fueron cancelados a raíz de la catástrofe, según la NRC.
Actualmente, en EE.UU. hay 97 reactores nucleares de uso comercial en 59 plantas distribuidas en 30 estados, según la Administración de Información de Energía. En conjunto, producen cerca del 20% de la electricidad que se consume en el país.
Estados Unidos tiene previsto la entrada en funcionamiento de dos nuevos reactores en los próximos años.
Pros y contras del cierre
Para sus defensores, esa forma de generación de energía sigue siendo la mejor opción para el medio ambiente, ya que no produce gases de efecto invernadero. Y especialmente ahora, cuando aún no hay alternativas eficientes al carbón, el petróleo y el gas.
Pero los detractores son muchos. Entre otras causas, los desechos nucleares, los costes de mantenimiento de las centrales y los riesgos de accidentes. Además, sus detractores aseguran que los costes para mantener las centrales son demasiado elevados, al igual que los riesgos en caso de un nuevo accidente.
Y los costes no terminan con el fin de la generación de energía. Se calcula que costará varias décadas, y más de 1.200 millones de dólares, limpiar la central de Three Mile, una vez cerrada.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela