Expertos del Observatorio de la Sostenibilidad (OS) y de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) han llevado a cabo un análisis sobre la calidad del aire en las ciudades españolas durante el tiempo que el país lleva un estado de alarma que ha restringido gran parte de las actividades que contaminan en sus procesos.
La pandemia del COVID-19 ha desencadenado una caída de la economía española, teniendo como consecuencia una notable reducción del uso de combustibles fósiles, tanto en los procesos industriales como en el transporte. Esta paralización de la actividad económica ha traído consigo un desplome histórico de contaminantes como los óxidos de nitrógeno (NOx), el dióxido de azufre (SO2) y las partículas.
Por ello, el Observatorio de la Sostenibilidad y la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) han elaborado un análisis del que se extraen varias conclusiones principales.
Conclusiones sobre el análisis de la calidad del aire
En primer lugar, las cinco grandes ciudades nunca han tenido un aire tan limpio desde que existen datos comparables, habiendo mejorado su calidad del aire más de un 50% en dióxido de nitrógeno (NO2) en el periodo del estudio respecto a los tres años anteriores (2017-2019) en las mismas fechas.
Los días con aire sin apenas contaminación por NO2 directamente no existían en Madrid y Barcelona antes de la alerta sanitaria.
Por otra parte, 18,6 millones de habitantes han mejorado su calidad del aire respirando un 50% menos de NO2, especialmente en las ciudades más grandes. Además, las ciudades con mayores descensos absolutos de NO2 durante el confinamiento son la mayor parte de las capitales más grandes y las ciudades pertenecientes a los cinturones metropolitanos de Madrid y Barcelona.
Es también destacable que el conjunto de las 11 ciudades más pobladas de España muestra un descenso de niveles de NO2 durante el confinamiento mayor que el del conjunto de las 10 menos pobladas.
Por último, el informe concluye que se ha producido una mejora realmente significativa de la calidad del aire para 7 millones de personas debido a la caída sin precedentes del consumo de combustibles fósiles en el transporte.
Recomendaciones para la nueva normalidad
Por otro lado, el informe también ofrece una serie de recomendaciones a tener en cuenta para llevar a cabo durante los procesos de desescalada y en el periodo de la llamada «nueva normalidad» hasta que se consiga doblegar al virus.
Por ello, se pone de manifiesto que cualquier medida que implique una disminución de emisiones a largo plazo es positiva y repercutirá en una mejora de la calidad del aire y directamente en la salud de las personas.
También, respecto al dióxido de nitrógeno, el informe muestra la necesidad de establecer zonas peatonales, uso de bicicleta, motos y coches eléctricos, transporte público no contaminante, más barato y de mayor frecuencia, flotas de bajas emisiones, medidas desincentivadoras del coche privado, etc., etc.
Por último, el informe finaliza con una reflexión sobre la calidad del aire en las ciudades que respiramos día a día y que afecta gravemente a nuestra salud, calificándolo de «reto sanitario» que hay que enfrentar sin más dilación. Para ello, es necesaria una concienciación colectiva de los efectos de la contaminación en la calidad del aire que nos lleve a estar preparados para la crisis ambiental que crece cada día debido al cambio climático.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.