Ayer estábamos esperando la declaración de la Comisión Europea sobre la inclusión de la nuclear y el gas en las inversiones consideradas ‘verdes’. Finalmente, la Comisión ha confirmado que mantendrá la energía nuclear y el gas dentro de esa categoría.
La comisaria de Servicios Financieros, Mairead McGuinness, ha admitido que el Ejecutivo comunitario es consciente de la «gran división» que genera esta reforma. Sin embargo, ha defendido que el documento final refleja un «equilibrio» entre las opiniones fundamentales de cada parte.
Bruselas asume que la energía nuclear y el gas no son energías neutras a nivel climático, ni tampoco renovables. No obstante, defiende su papel como «actividades de transición» para alcanzar el objetivo de una economía descarbonizada en 2050. Este concepto se ha incorporado al segundo párrafo del proyecto presentado.
La inclusión produjo las reservas de la plataforma de expertos, que emitió un informe crítico, y al rechazo de varios países, entre ellos España. Pero Bruselas defiende que el acto delegado adoptado por el Colegio de Comisarios fija «estrictas condiciones» para la nuclear y el gas. Y, al mismo tiempo, prevé sanciones para las compañías que no cumplan.
Aun así, ha desoído las recomendaciones del grupo asesor creado por el propio Ejecutivo comunitario. En su evaluación, piden reducir los niveles de emisiones fijados en 270 gramos de CO2/kWh para plantas de gas hasta los 100 gramos de CO2/kWh.
Votación sobre la nuclear y el gas
McGuinness
defendió la medida como una decisión colegiada. Pero la reclasificación del gas y la nuclear salió adelante con el voto en contra de: el vicepresidente y Alto Representante, Josep Borrell; de la comisaria de Cohesión, la socialista portuguesa Elisa Ferreira; y del comisario de Presupuestos, el conservador austriaco Johannes Hahn.
Según Europa Press, la controvertida revisión de la taxonomía encontró también críticas en el Colegio de Comisarios, aunque no llegaron a votar en contra: otros dos vicepresidentes, la responsable de Competencia, Margethe Vestager, y el encargado del Pacto Verde, Frans Timmermans.
Tampoco votaron en contra, pero sí expresaron reservas, los comisarios de Economía, Paolo Gentiloni, y el de Justicia, Didier Reynders.
En el debate no estuvo presente el comisario de Empleo, Nicolas Schmit, aislado por coronavirus. Sin embargo, hizo saber formalmente a través de su equipo que no apoyaba el acto delegado al considerar que creaba «confusión» entre inversiones ‘verdes’ e inversiones en tecnologías no sostenibles de transición.
Siguientes pasos
La inclusión de la nuclear y el gas en las ‘inversiones verdes’ aún no es definitiva. A partir de ahora se abre un periodo de cuatro meses, prorrogable dos más, tras el cual entrará en vigor. Eso si no lo tumba la mayoría simple del Parlamento Europeo; o la mayoría inversa de 20 países que sumen al menos el 65% de la población de la UE.
En su comparecencia, McGuiness ha insistido en que se trata de un instrumento financiero. Ofrece un sistema «voluntario» para que los inversores serán «libres de elegir si invierten o no» en proyectos con energía nuclear o gas. Y, además, los países serán libres de escoger su propio ‘mix energético’.
Por su parte, el vicepresidente económico, Valdis Dombrovskis, ha señalado en un comunicado que estas reglas pretenden mejorar:
«La transparencia y la divulgación de datos para que los inversores tomen decisiones con información, evitando cualquier ‘green washing'».
Instalaciones para nuclear y el gas
El proyecto final adoptado por la Comisión Europea amplía la posibilidad de seguir construyendo centrales de ciclo combinado de gas hasta 2035. Anteriormente, los límites estaban fijados en dos etapas: 2026 y 2030. Con todo, se condiciona este nuevo horizonte al cambio del combustible de estas plantas de gas a gas de bajas o de hidrógeno. Según McGuiness:
«Es un límite estricto el de 2035, pero no es tanto tiempo para que las instalaciones empiecen a operar con fuentes de energía bajas en carbono”.
Además, estas instalaciones sólo podrán construirse en países donde sustituyan a centrales de carbón o que utilicen combustibles fósiles altamente contaminantes. Por el contrario, no sería una opción para los nueve Estados miembro que ya han dejado atrás el carbón, han apuntado fuentes del Ejecutivo comunitario.
La revisión de la norma, además, permitirá seguir invirtiendo en la construcción de centrales nucleares hasta 2045. Aunque establece una cláusula de revisión para la industria nuclear que prevé realizar un seguimiento del tratamiento de los residuos más peligrosos.
«La nuclear será parte de nuestro ‘mix energético’ pero nos centraremos en las renovables», ha subrayado McGuiness. Además, ha señalado el rol de refuerzo de esta fuente de energía cuando las renovables no estén disponibles.
Fuente: Europa Press.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela