Según la última actualización del rastreador de recuperación sostenible de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), el gasto en renovables destinado por los gobiernos del mundo en respuesta a la crisis del COVID-19 ha aumentado un 50% en los últimos cinco meses, superando los 710 mil millones de dólares. Sin embargo, la agencia identifica preocupantes desequilibrios entre diversas regiones.
Según informa IEA, el gasto, que no tiene precedentes, es un 40% mayor que la inversión global en renovables contenida en los paquetes que los gobiernos promulgaron tras la crisis financiera de 2008. En este esfuerzo, lógicamente, las economías avanzadas son las líderes, con 370.000 millones de euros destinados a ser utilizados antes de 2023.
Brecha con las economías emergentes y en desarrollo
Sin embargo, en las economías emergentes y en desarrollo, la cantidad total de recursos fiscales que se dedican a medidas de recuperación sostenible es una décima parte en comparación con las economías avanzadas, dadas unas circunstancias económicas muy diferentes.En las economías emergentes y en desarrollo, se planean alrededor de 52.000 millones de dólares de inversión en recuperación sostenible para finales de 2023, muy por debajo de lo que se necesita para conseguir la neutralidad en emisiones en 2050. Es poco probable que la brecha se reduzca en el corto plazo, ya que los gobiernos con medios fiscales ya limitados ahora se encuentran con el desafío de mantener el suministro de alimentos y combustible en un contexto de aumento en los precios de las materias primas tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.Fatih Birol, el Director Ejecutivo de la IEA
, señala: “Los países donde la energía limpia está en el corazón de los planes de recuperación mantienen viva la posibilidad de alcanzar cero emisiones netas para 2050, pero las desafiantes condiciones financieras y económicas han socavado los recursos públicos en gran parte del resto del mundo. La cooperación internacional será esencial para cambiar estas tendencias de inversión en energía limpia, especialmente en las economías emergentes y en desarrollo donde la necesidad es mayor”.
Incluso en las economías avanzadas, algunos de los fondos asignados corren el riesgo de no llegar al mercado dentro de los plazos previstos. Los retrasos en la creación de programas gubernamentales, las continuas interrupciones de la cadena de suministro, la escasez de mano de obra y la incertidumbre financiera han obstruido las carteras de proyectos. Además, las medidas orientadas al consumidor, como los incentivos para la modernización de edificios y los vehículos eléctricos, tienen dificultades para llegar a un público más amplio debido a barreras como la falta de información y la burocracia.
Fatih Birol concluye: “Los gobiernos que puedan eliminar los trámites burocráticos y establecer rápidamente programas efectivos serán los que obtendrán los beneficios y se posicionarán en la nueva economía energética global que está surgiendo. Si bien la última actualización del Rastreador de recuperación sostenible apunta a signos prometedores en las economías avanzadas, el mundo aún necesita expandir masivamente sus esfuerzos de implementación de energía limpia a lo largo de esta década, primero y principalmente en las economías en desarrollo, si queremos preservar la esperanza de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C”.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.