Ecologistas en Acción ha publicado un informe en el que plantea su la bioenergía en España es realmente una alternativa. La asociación ecologista trata de mostrar que el uso de combustibles biológicos genera una serie de daños en el medio ambiente que superan a los beneficios que reporta su uso.
«El consumo energético ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas y este aumento del consumo se produce a la vez que el calentamiento del planeta se hace más patente. En este escenario, se planteó el uso de la bioenergía como una alternativa. Como se verá en el informe, esta forma de energía no está exenta de impactos e incluso, en ocasiones, como con los biocombustibles, la alternativa puede llegar a ser peor que las energías fósiles».
El párrafo anterior reproduce la introducción del informe Bioenergía, ¿es realmente una alternativa? publicado por Ecologistas en Acción.
Mientras, otros estudios presentan a la Bioenergía con captura de CO2 como solución para luchar contra el cambio climático
«A día de hoy, se sabe que las plantaciones intensivas de cultivos bioenergéticos y la quema de la biomasa para la producción de energía a gran escala amenazan a la biodiversidad y la resiliencia climática», afirman. «De hecho, el uso de la biomasa forestal para obtener energía puede afianzar, intensificar y expandir la deforestación. Esto degrada los ecosistemas, reduce la biodiversidad y agota los suelos. Además, afecta a la capacidad de los bosques para la producción de bienes y servicios y en su papel de almacenamiento de carbono», defienden los autores del estudio.
El informe de Ecologistas en Acción tiene como objetivo analizar la situación actual de la bioenergía en el Estado español. Estas son las conclusiones principales:
- A nivel general, sigue siendo necesario contar con información actualizada y de acceso público de los datos sobre las fuentes bioenergéticas. Es necesario seguir generando información que pueda visualizar: disponibilidad, volumen de consumo, producción y generación de energía; así como la cantidad de inversión, ganancia y los marcos normativos vinculantes a nivel estatal y europeo.
- Transparencia y rendición de cuentas. Es de suma importancia que toda la biomasa, principalmente la proveniente de residuos forestales y agrícolas, biogás y biocombustibles estén sujetos a una contabilidad exhaustiva sus emisiones de GEI por sus usos energéticos, incluyendo el cambio indirecto en el uso de la tierra, la captación previa de carbono, así como el desplazamiento de otros usos de la biomasa; asimismo se debe considerar todo el proceso de producción y aprovechamiento de la biomasa, desde su procesamiento y el transporte hasta la combustión.
- En cuanto a los niveles de emisiones de carbono, estos pueden variar desde insignificantes a muy importantes, ya que si crece el uso de la biomasa forestal para la producción de energía se incrementan las talas, lo cual reduce el carbono almacenado en el bosque y su capacidad de secuestro de carbono.
A pesar que se puedan recuperar las reservas de carbono de las masas forestales, el bosque no crece en la misma proporción para reabsorber el carbono emitido. Por tanto, la biomasa se debe obtener sin sobrepasar su capacidad de regeneración y sin provocar impactos nuevos. Por tanto, para que el uso de la biomasa en infraestructuras centralizadas sea sostenible se deben realizar estudios de viabilidad de los ecosistemas forestales. - El biogás y el biometano proceden de fuentes muy diversas, y depende de las prioridades nacionales (y los ministerios correspondientes) considerarlo como un medio de gestión de residuos o como un medio para generar energía (eléctrica, transporte), o una combinación de ambos.
En España aún no existe una normativa y los incentivos que promuevan un aprovechamiento mayor y sostenible son todavía escasos. Es importante que para el caso del biogás se cuente con estudios actualizados sobre la disponibilidad de estos recursos hasta 2050, los costes de sustitución, la viabilidad temporal de los sistemas creados, así como el establecimiento de garantías de sostenibilidad y de origen. - Los biocombustibles consumidos en el Estado español carecen todavía de garantías de no generar diferentes efectos adversos socioeconómicos y ambientales, tal es el caso de la soja o el maíz. Las instituciones comunitarias y estatales deben corregir urgentemente la política de sostenibilidad de las diferentes formas de bioenergía, con especial énfasis a la contabilidad de emisiones; de forma que carburantes como el biodiésel, a partir de aceites vegetales, deje de considerarse una energía renovable y, en consecuencia, deje de beneficiarse de políticas y fondos públicos.
- La reducción del impacto climático del sector transporte pasa por una disminución de sus consumos energéticos. Esto se fundamenta sobre políticas de movilidad y de planificación del territorio que prioricen la cercanía y los medios de transporte colectivos y electrificados que consuman electricidad de origen renovable, así como los desplazamientos no motorizados para distancias cortas.
La descarbonización del transporte debe tener como prioridad la reducción de los consumos, esto se vincula con la aviación y el transporte marítimo.
«La transición energética pasa por reducir drásticamente el consumo y producción de energía destinada para el transporte. El uso de la bioenergía debe pasar por modificar los modos de producción y consumo hacia la autosuficiencia con unas cadenas de producción y consumo cada vez más localizadas y sostenibles», defienden los autores del informe.
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.