El Papa Francisco se ha propuesto hacer de Ciudad del Vaticano un ejemplo de ciudad cero emisiones. Espera que la que alberga la Santa Sede sea neutra en emisiones en 2050; para conseguirlo tiene planeada la instalación de paneles solares, luces de bajo consumo y tratará de hacer de los eléctricos los únicos medios de transporte.
Hay que remontarse a 2008 para encontrar el principio del plan de El Vaticano para reducir sus emisiones. Fue entonces cuando se instalaron los primeros paneles solares en uno de los edificios más modernos de la ciudad: el Aula Pablo VI.
En el Aula Pablo VI de la Santa Sede, se celebran las audiencias del Papá. Con capacidad para más de 6.000 personas, es desde 2008 una zona eficiente gracias a 2.200 placas fotovoltaicas activas y 2.200 pasivas que funcionan como reflectores de la luz y que producen una potencia de 215 Kw y permiten un ahorro de 250,000 kilogramos de C02 al año.
La energía producida en este edificio se vierte íntegramente en la red interna del Vaticano y cubre totalmente la energía para iluminación y climatización que se necesita durante los actos del Papa.
10 cargadores de coches eléctricos para medio kilómetro cuadrado
Ciudad del Vaticano tiene una extensión de 0,44 km cuadrados y una población de 800 habitantes. Estos dos datos son importantes para entender el despliegue de su red de puntos de carga para vehículos eléctricos, con una decena de cargadores disponibles.
Iluminación de bajo consumo
Aunque las intenciones son buenas, Ciudad del Vaticano se enfrenta al problema de la grandiosidad arquitectónica de sus construcciones que no siempre son compatibles con sistemas de autoconsumo energético.
Para reducir el impacto de esta situación, el Vaticano realizó en 2014 una importante intervención en la iluminación en la Capilla Sixtina sustituyendo la anterior por LED, lo que supuso una reducción del 60% en los costos energéticos y las emisiones de gases de efecto invernadero y una ralentización del envejecimiento de los frescos.
Además, según recoge el diario Yucatán se ha cambiado la iluminación de la basílica de San Pedro, con luces LED con lo que se ha conseguido un ahorro de energía del 70%.
Economía circular
Otro ámbito del modelo sostenible que quiere aplicar el Vaticano es el de la economía circular, una filosofía basada en reutilizar que ya se está empezando a aplicar con los residuos sanitarios.
El Vaticano ha instalado entre sus muros un ecocentro al que se llevan todos los residuos que vienen tratados para facilitar su reutilización. La diferenciación de los residuos alcanzó en 2016 el 46%; el 65% en 2020 y el objetivo es lograr para 2023 el 75% y el 99% en el caso de residuos especiales.
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.