La Junta de Andalucía está impulsando el desarrollo de inversiones en mejoras energéticas en la comunidad, de manera que en los dos últimos años ha apoyado, a través de la Agencia Andaluza de la Energía, más de 7.300 proyectos con 115 millones de euros de incentivos, que han movilizado una inversión de 322 millones de euros.
Estas actuaciones se complementarán con los tres programas de ayudas actualmente abiertos para impulsar la rehabilitación energética de edificios, optimizar el consumo energético en la industria y fomentar un transporte más sostenible, según ha precisado el consejero de Hacienda y Financiación Europea, Juan Bravo.
En su intervención en la Comisión de Hacienda y Financiación Europea, Bravo ha destacado el potencial de las energías renovables, sector que invirtió 750 millones de euros en la comunidad andaluza el año pasado y que creó 3.000 empleos vinculados a la construcción de nuevos proyectos. En torno a 1.500 empresas y 50.000 puestos de trabajo desarrollan esta actividad en Andalucía.
La mitad del parque instalado en Andalucía en 2020 es renovable
En 2020, la comunidad sumó 887 megavatios (MW) de potencia instalada verde, con lo que la mitad del parque de generación ya es renovable. Un avance estrechamente ligado a la tecnología fotovoltaica, que sumó catorce nuevas plantas, y que alcanza ya una potencia instalada de 2.672 MW, tras registrar un crecimiento del 50% respecto a la potencia fotovoltaica a finales de 2019. «En lo que llevamos de legislatura, se ha incrementado un 33% la potencia eléctrica instalada en Andalucía, con 2.000 nuevos megavatios».
El consejero se ha mostrado convencido de que la energía «va a tener un papel fundamental en la recuperación económica y en la salida de la crisis» actual, provocada por la incidencia del coronavirus, al tiempo que ha considerado que la transición energética «debe ir de la mano del desarrollo económico y empresarial».
Para que la transición energética sea un éxito, ha señalado Bravo, «es primordial la captación de inversiones industriales y empresariales que desarrollen proyectos energéticos y contar con la infraestructura necesaria para que se pueda evacuar a la red toda la energía eléctrica renovable producida por las centrales, actuales y futuras».
Así, el consejero ha informado de que la Agencia Andaluza de la Energía está ya trabajando en las alegaciones que presentará la Junta, antes del 21 de abril, a la propuesta nacional de planificación de infraestructuras eléctricas 2021-2026 para solicitar al Gobierno Central que priorice y potencie el desarrollo de la red de transporte en los emplazamientos con mayor potencial renovable, como es el caso de Andalucía, para que contribuya también a su crecimiento socioeconómico.
No en vano, la comunidad cuenta con un potencial bruto de 300.000 MW, esto es, 2,7 veces la potencia eléctrica de generación instalada en toda España. «Tras un primer estudio preliminar, la propuesta trasladada desde el Gobierno de España no va a dar solución a las necesidades de la región», ha apuntado.
Bravo ha indicado que el desarrollo de las infraestructuras eléctricas contribuirá también al crecimiento socioeconómico de la región, ya que éstas son «tractoras de inversión, generadoras de empleo, articuladoras del territorio y facilitadoras de la fijación de población en entornos rurales».
«Queremos posicionar a Andalucía como una región de referencia en la transición energética». Para ello, el modelo energético hacia el que se dirige la región -eficiente, sostenible, seguro y neutro en carbono-, aprovechará los recursos renovables disponibles y contribuirá a la consecución de los objetivos nacionales y europeos en materia de energía y clima. «Queremos y podemos liderar la transición energética, aportando el 45% de la nueva potencia renovable que contempla el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, con 26.000 megavatios adicionales a los ya existentes», ha concluido.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.