La decisión de permitir la entrada en funcionamiento en Alemania de una nueva planta de carbón ha generado una gran controversia. Uniper, la empresa de servicios públicos, va a poner en marcha antes del verano la nueva planta Datteln-4, en Dortmund, con carbón importado.
, Alemania está implementando planes y ayudas para la descarbonización. Entre las medidas, las centrales de carbón en todo el país germano tendrán que retirarse de la red para 2038. En la actualidad, las térmicas de carbón aún representan aproximadamente un tercio de la generación de electricidad de Alemania. Sin embargo, las energías renovables están destinadas a ir incrementando la proporción paulatinamente en la combinación energética del país.
Es la única manera que tiene Alemania para reducir drásticamente las emisiones nocivas de efecto invernadero y contribuir, así, a frenar el cambio climático.
Datteln-4 entra en funcionamiento
En este contexto, la apertura planificada de una gran nueva planta de carbón en el oeste de Alemania está generando una gran controversia. De hecho, los activistas medioambientales están preparados para amargar los últimos meses de mandato de la canciller alemana, Ángela Merkel.
Es más, Amigos de la Tierra tiene un par de demandas pendientes contra Datteln-4, algo que podría entorpecer su puesta en marcha antes del verano.
Por su parte, el operador de la planta, Uniper, ha argumentado que la instalación es mucho más amigable con el medio ambiente. Añade que es más eficiente y emite menos dióxido de carbono por tonelada de carbón utilizada.
Además, según un informe del diario Rheinische Post, Uniper dijo estar dispuesta a cerrar sus otras cinco centrales de carbón cuando Datteln-4 entrara en funcionamiento. Y aunque eso pueda ser una garantía para el medio ambiente, los expertos tienen sus dudas al respecto.
Explican que las cinco plantas de carbón de Uniper tienen una capacidad combinada de más de 3.700 megavatios. Sin embargo, la nueva Datteln-4, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, sólo tiene una capacidad de 1.052 megavatios.
La construcción de Datteln-4 comenzó en 2007, cuando la descarbonización no estaba aún en la agenda política germana. Ahora la planta está siendo sometida a pruebas en preparación para su apertura prevista en junio.
Contradicciones
Salgan o no adelante las demandas judiciales, la mayor parte de los medios germanos indican que no es momento para abrir una nueva térmica. Es lo que indican desde el medio alemán DW. Incluso afirman que los expertos se inclinan por hacer salir de la red, lo antes posible, las viejas centrales y no abrir más.
Pero también añaden que la presión al gobierno es muy fuerte por parte de los operadores. Incluso que:
Dejar el carbón puede representar compensaciones sustanciales si la presión es la debida.
A principios de 2019, Berlín aprobó 40 mil millones de euros en ayudas a las cuatro principales regiones del carbón del país. Su objetivo era mitigar el impacto de la eliminación gradual del carbón.
Otra cuestión es la supuesta transformación de las plantas de carbón en gas que planea Uniper. Para los activistas, según DW, eso no debería ni contemplarse.
Dirk Jansen, quien dirige la sucursal de Amigos de la Tierra de Alemania, en Renania del Norte-Westfalia, lo explicaba así a DW:
«Uniper dice que quiere convertir algunas de sus instalaciones a gas en el proceso. Pero si bien el gas implica menos emisiones de CO2 que el carbón, no significa que no haya ninguno. Entonces tienes que agregarlos a la ecuación. La conclusión es que habrá más emisiones nocivas que antes, si Datteln-4 se convierte en realidad».
Los problemas en Europa
La Decisión 787/2010 de la Unión Europea para acabar con la extracción de carbón no se ha aplicado por igual en Europa. En España las últimas minas se cerraron en diciembre pasado. Pero países como Alemania, Polonia, República Checa o Rumanía se dieron un margen al respecto.
Con respecto al cierre de las centrales térmicas en nuestro país, hemos hablado ya de sus inconvenientes. Especialmente por los que se refiere a la pérdida de empleo en las zonas afectadas. Lo hemos visto recientemente. Y no sólo en relación a los empleos directos, sino a las muchas familias que dependen de los empleos indirectos, como transportistas y proveedores.
Si a ello unimos el gran suministro de energía que requiere la industria electrointensiva, el problema puede agravarse.
En este marco, lo que vemos es que en Europa los ritmos de cada país no son iguales.
Pero acabamos de saber que los eurodiputados han aprobado el Pacto Verde Europeo. Hablamos de él cuando Ursula con der Leyen lo presentó en el Parlamento en diciembre.
El Parlamento quiere que la próxima Ley del Clima incluya mayores ambiciones para el objetivo de reducción de emisiones de la UE para 2030. Es decir, 55% en 2030 en comparación con 1990, en lugar de «al menos 50% hacia 55%» , según lo propuesto por la Comisión.
Los eurodiputados también quieren un objetivo provisional para 2040, con el fin de garantizar que la UE consiga alcanzar esa neutralidad climática en 2050.
Lo que parece evidente es que la apertura de nuevas térmicas de carbón en Alemania puede provocar que los compromisos germanos se alejen del objetivo.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela