José María González Moya explica en este artículo porqué el 2017 debe ser para España el año de las energías renovables. Señala cómo reducen año tras año sus costes, que permiten un escenario de costes controlados y que son la solución más apropiada para alcanzar los objetivos actuales de descarbonización. Por ello, lanza una pregunta ¿por qué no se crea un marco regulatorio predecible para su desarrollo?
2017 debe ser para España el año de las renovables. Tras casi una década de trabas al sector, los objetivos de implantación de renovables y descarbonización tanto europeos (Winter Package) como globales (Acuerdo de París) obligan a nuestro país a dar pasos decididos hacia un futuro renovable, algo que deberíamos haber hecho hace ya bastante tiempo por sus beneficios económicos y sociales.
Beneficios para nuestra economía
Durante unos años hemos disfrutado de un precio del petróleo moderado, cuando no bajo, que ha permitido que el grave problema de la dependencia energética española no mostrase sus verdaderas consecuencias.
España depende de las importaciones energéticas en más del 70%, 20 puntos porcentuales más que la media de la Unión Europea. Esto nos hace tremendamente dependientes de las variaciones en los precios de los hidrocarburos. Un ejemplo es lo que ha sucedido en el comienzo del año. A pesar de que las exportaciones españolas de mercancías crecieron un 17,4% anual y registraron su máximo histórico, las importaciones aún crecieron más debido a la dependencia energética: la importación de productos energéticos aumentó más del 74% respecto al año anterior.
Nuestro país no puede seguir como hasta ahora, dependiendo de los vaivenes en los precios de los combustibles fósiles. Más aún si tenemos en cuenta el fabuloso potencial renovable que tenemos en España. Un potencial que no sólo nos permite reducir la dependencia energética y, por tanto, equilibrar nuestra balanza comercial sino también generar empleo de calidad asociado a unas tecnologías en su mayoría más competitivas que las fuentes tradicionales.
Tecnologías competitivas
Según el informe publicado en abril por la ONU, en colaboración con Bloomberg y el Centro de Colaboración Frankfurt School-UNEP, en 2016 las renovables aceleraron a nivel mundial. Durante el año pasado, se instalaron en el mundo 138,5 GW de potencia renovable. Este valor es significativo por 2 razones: la primera, supuso el récord histórico de implantación renovable, superando en un 9% la potencia instalada en 2015; la segunda razón, fue el 55% de toda la potencia instalada en el mundo.
[pullquote]»En 2016 las renovables aceleraron a nivel mundial. Durante el año pasado, se instalaron en el mundo 138,5 GW de potencia renovable»[/pullquote]
La elección de estas tecnologías no obedece únicamente a criterios medioambientales o de lucha contra el cambio climático. La implantación creció un 9% mientras la inversión se redujo en un 23%. Los costes de las tecnologías renovables están haciendo bueno el viejo aforismo de “hacer más con menos”.
Podremos discutir sobre cuándo se agotará el petróleo, si será en 10 años o en 50; podremos discutir sobre cuáles serán los precios de los hidrocarburos dentro de 5 meses o dentro de 5 años… Pero lo que no admite discusión es que las energías renovables reducen año tras año sus costes, en ocasiones de forma espectacular (ej.: -80% costes energía fotovoltaica en 5 años); y permiten un escenario de costes controlados.
Objetivos vinculantes para su desarrollo
Independientemente de las ventajas que energías autóctonas puedan tener para nuestra economía, dependiente de las importaciones energéticas, las energías renovables son la solución más apropiada para alcanzar los objetivos europeos y globales de descarbonización, necesarios tanto para mejorar la calidad de nuestro aire como para tratar de detener el cambio climático.
[pullquote]»educir nuestras emisiones el mayor esfuerzo debe hacerse en el campo del ahorro y la eficiencia energética, para consumir menos energía sin comprometer los beneficios obtenidos.»[/pullquote]
No existe ninguna tecnología que esté libre de emisiones en todo su ciclo de vida. Incluso las de generación más limpia, las energías renovables, necesitan construir sus módulos fotovoltaicos, sus aerogeneradores o instalar sus turbinas. Por lo tanto, para reducir nuestras emisiones el mayor esfuerzo debe hacerse en el campo del ahorro y la eficiencia energética, para consumir menos energía sin comprometer los beneficios obtenidos.
Pero está claro que vamos a seguir necesitando energía y, de todas las opciones de generación disponibles, las renovables son las únicas respetuosas con el medioambiente además de baratas e inagotables.
Los objetivos marcados para 2020, el famoso 20-20-20, marcaba una reducción de emisiones del 20% y un porcentaje de energías renovables del 20% ¿Cómo estamos respecto a este objetivo? Pues con los datos de 2015 en la mano, los que están consolidados con Bruselas, debemos reconocer que no vamos bien.
En 2015 no sólo no se redujeron las emisiones sino que aumentaron un 3%. Y en lo referente a las energías renovables, el Plan de Acción Nacional de Energías Renovables (PANER) marcaba una senda que, para 2015, marcaba un 16,7% de energías renovables. Nos quedamos en el 15,6%, más de un punto porcentual por debajo.
Imprescindible planificación empresarial
Este incumplimiento de la senda marcada para alcanzar los objetivos renovables es lo que ha llevado al Gobierno a convocar las subastas de potencia renovable
. Es una lástima que habiendo tantos beneficios, y tan sumamente claros que todos los países del mundo están apostando por ellas, tengan que ser unos objetivos vinculantes los que hagan que el Gobierno levante el bloqueo que impuso sobre las energías limpias.
[pullquote]»Es una lástima que habiendo tantos beneficios, y tan sumamente claros que todos los países del mundo están apostando por ellas, tengan que ser unos objetivos vinculantes los que hagan que el Gobierno levante el bloqueo que impuso sobre las energías limpias.»
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Desde APPA, hemos transmitido una y otra vez, que las empresas necesitan estabilidad y predictibilidad para poder acometer sus inversiones. Las subastas se han convocado con precipitación y seguimos pecando de la misma falta de planificación que se ha denunciado en los últimos años.
Contamos con un entramado empresarial fuerte, con magníficos profesionales y compañías acreditadas nacional e internacionalmente; tenemos unos objetivos para 2020 (20%) y otros ya apuntados en el Winter Package para 2030…
Con estos mimbres, ¿por qué no se crea un marco regulatorio predecible para que las empresas puedan desarrollar estas energías en España? ¿Por qué se utiliza una regulación torticera y enrevesada para las subastas? ¿Por qué se distorsiona la previsión del precio del mercado eléctrico, denunciada por la CNMC, por parte del Ministerio de Energía? ¿Por qué se crean tantas trabas al autoconsumo?
Todos los partidos políticos deben reconocer, de una vez por todas, los múltiples beneficios de las energías renovables. Cada día resulta más evidente que la energía no tiene color político y nuestros gobernantes deben fortalecer e impulsar un sector de futuro, limpio y exportador que nos permita aprovechar la energía que ya tenemos en nuestro país.
Aprovechar una energía autóctona y limpia, cuyo recurso es gratuito e inagotable, es apostar de una manera inteligente por España y eso va más allá de ideologías.
José María González Moya
Director General de Asociación de Empresas de Energías Renovables-APPA
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.